Vuelve Donald Trump sin filtros, con la misma actitud combativa que tuvo durante las primarias. El candidato presidencial republicano jura que ganará las elecciones a su manera, ahora que los dirigentes del partido toman distancia.
El martes por la noche declaró a Fox News que está "cansado del no apoyo" de los dirigentes republicanos. "No quisiera estar en una trinchera con mucha de esa gente", agregó.
Esa gente bien podría necesitar una trinchera ahora que la campaña de Trump parece estar naufragando, justo cuando queda poco tiempo para estabilizarla.
Trump ha regresado a su estrategia agresiva y divisionista que lo proyectó a la victoria en las primarias republicanas, aunque en realidad nunca la dejó totalmente de lado. Eso significa atacar a todos sus críticos, aunque sean republicanos. Los íntimos de Trump indican que ha comenzado la "temporada de caza" de cualquier detractor, independientemente de su partido.
Esto hace surgir interrogantes sobre el rumbo futuro del Partido Republicano. La jefa de campaña Kellyanne Conway dijo que no prevé una ruptura de Trump y el surgimiento de un partido nuevo.
"Lo que creo que se ve es un partido con dolores de crecimiento porque es un partido amplio que representa puntos de vista diversos", dijo a Fox News. "Así que me parece que este partido está muy peligrosamente cerca de ser el partido de las élites. Adicionalmente, sin embargo, Donald Trump le da una voz a los trabajadores... Ha sido capaz de ampliar el partido en muchas formas".
Trump está atacando con rudeza al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien el lunes dijo a los republicanos que no hará campaña por el candidato presidencial cuando faltan apenas cuatro semanas para las elecciones.
"No quiero su apoyo, no me importa su apoyo", dijo Trump. "No me gustaría estar en una trinchera con mucha de esta gente, se los digo claramente, incluido Ryan... sobre todo Ryan".