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Madrid.— Pedro Sánchez, el secretario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), sugirió que dejará su cargo, tal como le pide el sector rebelde de la formación, si en el congreso de hoy los socialistas votan abstenerse en el debate parlamentario para hacer presidente de España a Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular.
En el tercer día de tiranteces entre las dos facciones en las que se ha dividido el socialismo se continuó debatiendo sobre el reglamento del partido: si una gestora debía tomar hoy las riendas del mismo después de las dimisiones de 17 críticos en la ejecutiva, o si Sánchez sigue conservando el poder orgánico.
Finalmente, Sánchez convocó a la prensa y lanzó el desafío. “O se monta una gestora y hay abstención, o deciden los militantes e intentamos un gobierno alternativo”, resumió el secretario general, quien aseguró que será eso lo que se someta hoy a votación.
El anuncio transforma el comité de hoy. Los oficialistas y los críticos habían planteado dos órdenes del día diferentes. Los primeros querían que se debatiera si se celebrarían el 23 de octubre unas primarias para confirmar a Sánchez como líder del PSOE y dejarle las manos libres para negociar un gobierno “transversal y progresista” con Podemos y, quizá, los nacionalistas catalanes. Los críticos esperaban forzar que los 300 delegados de la comisión voten si un órgano independiente toma el control del partido.
En un país que tiene 10 meses sin gobierno —Rajoy gobierna de forma interina—, Sánchez quiere que el comité decida si el PSOE desbloqueará la investidura de Rajoy o si el partido se negará a hacerlo presidente. “Resolver el debate es urgente, es importante para el PSOE. Si el comité federal pasa a la abstención, no podría administrar una decisión que no comparto”, dijo Sánchez.
Queda por ver si los críticos seguirán el juego propuesto por Sánchez y aceptan esa votación sobre la estrategia del partido o insisten en debatir acerca de la legitimidad del líder para seguir tomando decisiones en nombre del PSOE. Una votación en estos términos los obligaría a posicionarse a favor de Rajoy, con el consiguiente costo de imagen. Les sería más cómoda una votación más aséptica en la que decidir sobre si una gestora desplaza a Sánchez para que, en un futuro, este nuevo órgano decida cuál será la estrategia respecto a Rajoy.