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Washington.— La política militar del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, a pesar de que todavía tiene puntos por definir, tiene una idea clara: incrementar el gasto en defensa del país.
“Paz a través de la fuerza”, el mismo lema usado por Ronald Reagan en el tramo final de la Guerra Fría, para un candidato que dedicó todo el día de ayer al tema de la seguridad nacional y el ejército y que dejó su lado más ais-lacionista para contentar, de nuevo, a un gran sector conservador que todavía no confía en él como candidato.
Por la mañana desgranó parte de sus propuestas de aceleración militar y reconstrucción de la armada estadounidense en un mitin en Filadelfia.
Ahí, Trump pidió un ejército activo de 540 mil efectivos, un cuerpo de Marines de 36 batallones, una Armada de 350 naves y una Fuerza Aérea con mil 200 aviones de combate. Además propuso desarrollar un nuevo sistema de defensa misilístico.
Por la noche participó en un foro organizado por la cadena NBC, dedicado en exclusiva a esta materia y fue en este evento donde dejó la puerta abierta a uno de los nuevos puntos a debatir: la posibilidad de que, a futuro, los inmigrantes indocumentados que sirvan en el ejército estadounidense puedan quedarse de forma legal en EU.
El otro punto sin resolver es qué hará para acabar con el grupo extremista del Estado Islámico (EI).
Sobre este tema, por la mañana Trump dijo que dará un plazo de 30 días al Pentágono para presentar un plan que tenga como objetivo acabar con el EI, algo que contradice la promesa que hizo al inicio de su campaña electoral de “borrar del mapa” a los yihadistas porque él “sabe más del EI que los militares”.
En el foro, se negó a responder sobre si tenía un plan para combatir al EI.
“No voy a emitir el plan en directo por televisión”, dijo. Sus acciones —aseguró— serán “atemperadas con realismo” y evitará “derrocar regímenes sin tener un plan para el día después”.
Trump no desaprovechó la ocasión y acusó a su rival, la candidata demócrata Hillary Clinton, de tener el “gatillo fácil” y ser “muy inestable”.
“La fuerza como último recurso, no como una primera opción” y “nunca más pondremos tropas [en Irak o Siria]” fueron las frases más contundentes del republicano en este aspecto.
Clinton también compareció en el foro de la NBC, que tuvo lugar en un portaaviones convertido en museo en Nueva York. En su turno, la candidata demócrata tuvo que hacer frente de nuevo a acusaciones por el uso de correo electrónico en su etapa de secretaria de Estado, un fantasma que no la ha dejado.
Cada uno, en su momento, explicó qué se necesita para ser el mejor comandante en jefe: “Necesita tener la firmeza, la fuerza y el buen juicio para adoptar decisiones de vida y muerte”, afirmó Clinton, quien aprovechó para recordar su trayectoria en el servicio público, en puestos como el de senadora y titular del Departamento de Estado, posiciones en las que, dijo, tomó decisiones claves para la defensa del país.
Cuando se le preguntó sobre su experiencia en ese sentido, Trump respondió: “Bueno, he construido una gran compañía y he viajado por todo el mundo”. Agregó que, fundamentalmente, tiene “buen juicio”.
Apoyo militar. Los candidatos presentaron sus apoyos en las Fuerzas Armadas: mientras que el magnate presentó una relación de 88 militares retirados en su favor, entre los que destaca el general Michael Flynn, quien sirvió para Obama como director de la Agencia de Inteligencia de Defensa; la ex secretaria de Estado hizo lo propio con 95 nombres, entre los que sobresale el de otro general, John Allen, el primer enviado especial para la coalición global para combatir al Estado Islámico.
En tanto, ayer se conoció una encuesta de NBC centrada en defensa con resultados casi opuestos entre los militares y el conjunto de votantes. Entre los militares Trump consigue una ventaja de 55%, frente al 36% de su rival. Sin embargo, la mayoría de estadounidenses confían más en Clinton como futura comandante en jefe del ejército de Estados Unidos.