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El portavoz de la Presidencia de Filipinas, Ernesto Abella, negó hoy que haya alguna crisis con Estados Unidos, tras la cancelación de una reunión bilateral por Washington por los insultos del presidente filipino, Rodrigo Duterte, a su homólogo estadounidense, Barack Obama.
La reunión debía de haberse celebrado ayer en Vientián, donde tiene lugar la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN), de la que Filipinas es miembro y que mantendrá reuniones paralelas con otros países, entre ellos Estados Unidos.
El encuentro fue suspendido después de que Duterte llamara "hijo de puta" a Obama en una comparecencia ante la prensa en la que rechazó las críticas de otros países a su violenta campaña antidrogas, que en dos meses ha causado cerca de 2.500 muertos.
Desde la cancelación, las autoridades filipinas han intentado rebajar el tono y se han esforzado en destacar la normalidad de las relaciones con Estados Unidos, que tiene en Manila un aliado clave en la región.
"No hay ninguna crisis con Estados Unidos, hasta donde podemos ver", dijo el portavoz de Duterte, Ernesto Abella, en una rueda de prensa en Vientián.
El portavoz filipino aseguró que "en su momento debido" se celebrará la reunión entre los dos mandatarios, que esta noche se verán las caras en la cena de gala de la cumbre de ASEAN.
Manila espera que antes de que terminen la reuniones en Vientián Duterte y Obama puedan mantener algún encuentro informal.
"En eventos como este siempre hay oportunidades para que haya este tipo de encuentros", anotó Abella.
Duterte lamentó ayer en un comunicado sus insultos a Obama, por el que expresó un "profundo aprecio y afinidad".
En los últimos años Estados Unidos ha reforzado la cooperación militar con Manila, que se disputa con Pekín la soberanía de varios islotes del mar de China Meridional.
La cancelación del que iba a ser el primer encuentro entre ambos mandatarios ha supuesto un importante varapalo a las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Filipinas.
Los dos países son históricamente aliados pero sus nexos se han degradado desde las elecciones del pasado mayo, en que Duterte fue elegido nuevo presidente filipino.
lsm