BRUSELAS.— China, anfitrión de la cumbre del G20 en Hangzhou, ha dejado de ser un mero socio comercial en América Latina para convertirse en un serio rival de los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea en la región.
La influencia económica de China ha crecido a tal nivel, que ya es capaz de alterar el ambiente geoestratégico de esta zona tradicionalmente dominada por los aliados trasatlánticos, sostiene un informe del Instituto Fin-landés de Relaciones Internacionales.
“Mientras que China ha sido hasta ahora cuidadosa de no ser vista como un actor político en América Latina, su creciente presencia geoeconómica en la región también ofrece la capacidad de ejercer una considerable influencia geopolítica”, sostiene el análisis.
“Las actividades económicas de China en América Latina ya han debilitado el poder estructural de EU y la UE en la región, es decir, su capacidad de controlar estructuras de poder y organizaciones regionales importantes”.
Tras aparecer en los mercados latinoamericanos como un competidor externo, Beijing se ha transformado en los últimos 15 años en un actor dominante.
Es el primer socio comercial de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, así como el segundo de México, y su comercio con la región se multiplicó por diez entre 2001-2014.
También se ha se ha convertido en un importante catalizador de inversión nueva, así como en el mayor acreedor. Los préstamos aumentan “de manera espectacular” y sumaron 29 mil millones de dólares en 2015, casi el doble de los créditos ofrecidos en ese periodo por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Venezuela acumuló la mayor deuda entre 2005-2015, con 65 mil millones de dólares, seguido por Brasil con casi 22 mil millones y Argentina y Ecuador, con 15 mil millones cada uno. La de México es de mil millones.
“Europa y EU deberían ver estas actividades por lo que son, no sólo de carácter comercial, sino también estratégico para aumentar la dependencia de América Latina hacia China”, señala el documento.
Advierte que, si bien se está erosionando la influencia de Washington en su patio trasero, el avance del gigante asiático es, en gran medida, a expensas de Europa “que corre el riesgo de quedar marginada económicamente en América Latina”.
Los chinos empresarios desplazan a los europeos en los sectores prioritarios como infraestructura, energía, agricultura y finanzas.
El documento, elaborado por Mikael Wigell —experto en seguridad global— sostiene que la desaceleración de la economía china no frenará los planes del presidente Xi Jinping en el tablero latinoamericano debido a la importancia de la región para su país.
Latinoamérica es una importante fuente de materias primas y de productos alimenticios; tres cuartas partes de las adquisiciones chinas realizadas en los últimos cinco años fueron en industrias extractivas, al tiempo que es clave para la diversificación de las exportaciones chinas y el fortalecimiento del yuan en los mercados internacionales.
Representa además una arena importante para aislar diplomáticamente a Taiwán —la mitad de los 24 países que no reconocen al gobierno de Taipei están en Latinoamérica— y para crear una esfera de influencia que contenga los intentos de EU de frenar el ascenso chino como superpotencia emergente.
“Al no implicarse con China en la competencia geoeconómica en América Latina, Europa y EU no sólo corren el riesgo de ser desplazados económicamente, especialmente en Sudamérica, también hay riesgo de que puedan perder importante influencia política con posibles repercusiones en el futuro del orden liberal mundial”, advierte el documento.