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“Un país sin democracia”

Pedro Joaquín Chamorro Barrios Ex diputado nicaragüense (JOSÉ MELÉNDEZ. EL UNIVERSAL)
04/09/2016 |01:56José Meléndez / corresponsal |
Redacción El Universal
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Managua.— Pedro Joaquín Chamorro Barrios tiene nombre y apellidos referentes en Nicaragua.

Su padre, el periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, fue asesinado en 1978, siendo director del combativo periódico La Prensa, en un hecho que atizó la guerra que en 1979 derivó en el derrocamiento de la derechista dictadura somocista y en la instalación de la izquierdista revolución sandinista.

Su madre, Violeta Barrios Torres, derrotó en las urnas al sandinista Daniel Ortega y se convirtió en 1990 en la primera presidenta de América por vía electoral, pero con la tarea de gobernar Nicaragua tras dos guerras, una antisomocista y otra antisandinista.

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Por eso, Pedro Joaquín Chamorro Barrios, el mayor de los cuatro hijos del matrimonio de doña Violeta y de don Pedro Joaquín, es voz esencial para entender una crisis que, como la nicaragüense, parece endémica. De 65 años, Chamorro Barrios fue despojado en julio anterior de su cargo de diputado, junto con otros 27 legisladores, en una maniobra de Ortega que dejó a la oposición fuera de los comicios de noviembre próximo. El ahora ex diputado concedió una entrevista a EL UNIVERSAL.

¿Hay democracia en Nicaragua?

—Entendida como alternancia, representatividad e independencia de los poderes, no hay democracia en Nicaragua.

Hay concentración de esos poderes en una sola persona y se queda corto llamarla dictadura. Para que sea dictadura debe de haber un componente importante de represión y falta de libertad de expresión. Aquí todavía hay tolerancia hacia la expresión pública y libertad de expresión.

Un periódico [La Prensa] publica todo lo que ocurre en el país con toda libertad, pero hay impedimento de acceso a la información pública. Tenemos una competencia electoral sin competidores electorales. Estamos en un proceso carente de debate político.

¿Qué culpa tiene la oposición de lo que está pasando? ¿Está dividida?

—La culpa de lo que pasa la tiene el pueblo de Nicaragua. Cada nicaragüense debería poner su granito de arena y aquí hay un nivel de apatía absoluto. Nos quitaron de [ser] diputados y nadie salió a las calles a protestar.

La gente no toma el papel de su responsabilidad política y todo el mundo está tranquilo. La gente con conciencia de lo que pasa en Nicaragua es muy poca. Puede haber gente con la conciencia, pero sin que tampoco haga nada al respecto. La verdadera oposición no está ni estaba dividida.

¿Y dónde quedo la rebeldía nicaragüense?

—Algún día va a aflorar, pero no [va a ser] en este momento.

¿Hacia dónde va Nicaragua?

—Ojalá que no, pero ciertamente los signos que hay no son nada alentadores. No hemos dado un solo paso positivo hacia el pluralismo político y la democracia.

Se respetan ciertas libertades [de prensa] que distingue lo que sería dictadura. Nicaragua va para atrás como el cangrejo, que camina para atrás. Veo muy difícil que ese sueño de que Nicaragua sea república vaya a afincarse pronto.

¿Votará en noviembre?

—No, pero tampoco voy andar allí por la calle pidiendo que la gente no vote. Que cada uno haga lo que su conciencia le dicte.