La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, limaron hoy asperezas en una reunión bilateral durante la cumbre del G20, tras las tensiones vividas desde que el Parlamento germano aprobara en junio una resolución de condena del genocidio armenio.
Tras esa resolución, Turquía vetó las visitas de los diputados alemanes a las tropas destacadas en la base militar turca de Incirlik, conflicto en el que puede haber "noticias positivas" en los próximos días, según avanzó Merkel a los medios tras su encuentro con Erdogan.
El veto había tensado las relaciones bilaterales, ya lastradas por la demanda por injurias presentada por Erdogan contra un conocido humorista alemán.
"Fue una conversación constructiva", aseguró el portavoz de la Cancillería, Steffen Seibert, citado por los medios alemanes en Hangzhou.
El viernes, Merkel aseguró que su gobierno no se distanciaba de la resolución parlamentaria que había desatado las protestas turcas, en la que se calificó de genocidio la matanza de cerca de 1,5 millones de armenios perpetrada por el Imperio Otomano durante la I Guerra Mundial.
Pero recalcó que la resolución no era jurídicamente vinculante, una precisión, ya conocida, que parece haber calmado a las autoridades turcas, según diversos analistas.
Al margen de las relaciones bilaterales, ambos líderes abordaron la "catastrófica" situación en Siria, donde estuvieron de acuerdo, según Merkel, en mantener vivo el proceso político para lograr cuanto antes un alto en fuego en Aleppo.
Sobre la aplicación del polémico acuerdo sobre refugiados e inmigración suscrito entre la Unión Europea y Turquía, Merkel se mostró también optimista a pesar de los escollos.
El acuerdo incluye la eliminación de la exigencia de visado para los turcos que quieran viajar a la UE, pero sólo cuando Ankara cumpla el listado de requisitos fijados por Bruselas y, por ejemplo, reforme su ley antiterrorista.
Las negociaciones, apuntó Merkel, durarán todavía "algunas semanas", pero hay posibilidades de un logro positivo.
jlcg