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Los países emergentes llegan a la cumbre de jefes de gobierno del G20 que empieza mañana, domingo, debilitados económicamente por las crisis de Brasil y Rusia, así como por la ralentización de la anfitriona, China.
El bloque de los BRICS (China, Rusia, la India, China y Sudáfrica) ha perdido lustre y, cuando sus líderes se reúnan con sus homólogos de los países desarrollados en la ciudad de Hangzhou, no podrán presumir de pujanza económica como en anteriores ocasiones.
"Las economías emergentes se han estado ralentizando, pero desde un ritmo de crecimiento excepcionalmente rápido en la última década", escribió la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en un artículo publicado este jueves.
Si el Grupo de los Veinte nació en 1999 para dar a los emergentes la voz que no tenían en foros como el G8 (ahora reconvertido en G7 por la exclusión de Rusia) y, tras la crisis financiera de 2008, escenificó su nueva rol como motores del crecimiento económico mundial, esta vez les señalará como foco de incertidumbre.
El FMI así lo constató al citarlos, en un informe publicado este jueves de cara a la cumbre de líderes del G20, entre los riesgos para la economía mundial.
Para el FMI, los emergentes ofrecen "señales mixtas", porque en países como Brasil y Rusia el producto interior bruto (PIB) se contrajo el año pasado casi un 4 %, mientras que creció en el entorno del 7 % en otros como China -pese a su desaceleración- e India.
"La creciente influencia de los mercados emergentes significa que los acontecimientos (ocurridos) allí pueden sentirse globalmente", se lee en el informe del FMI, que destaca los posibles riesgos de una transición económica "turbulenta" en China.
La salud del gigante asiático, segunda economía mundial, es una de las principales preocupaciones en el G20, a pesar de crecer un 6,7 % interanual en la primera mitad del año, dos décimas menos que en el conjunto del año pasado.
"Las perspectivas de la economía china han despertado mucha atención internacional, mucha gente se pregunta si China podrá mantener un crecimiento firme y estable", reconoció hoy el presidente chino, Xi Jinping.
Xi recordó que su país ha entrado en una "nueva normalidad", porque el modelo económico que ha guiado su desarrollo reciente es "insostenible" y ahora afronta una etapa de transición hacia un modelo más orientado hacia el consumo y el mercado doméstico, y menos hacia la inversión y la exportación.
Para Lagarde, la importancia de esta transición transciende las fronteras chinas, puesto que es uno de los factores, junto a la caída de los precios de las materias primas, que explica el declive de los emergentes.
"Pese a que una economía china creciendo a tasas sostenibles es buena para el mundo, la transición es costosa para los socios comerciales que dependen de la demanda china para sus exportaciones. Y puede desencadenar episodios de volatilidad financiera por el camino", señaló la directora gerente del FMI.
Del bloque de los BRICS, India es la economía que acude a Hangzhou en mejor forma: creció un 7,1 % interanual entre abril y junio, cuatro décimas menos que en el mismo periodo del año anterior, según los datos divulgados esta semana.
En el extremo opuesto se encuentra Brasil, la mayor economía suramericana, cuyo nuevo presidente, Michel Temer, debuta en la escena internacional con tras saberse que su país prolongó su recesión en el segundo trimestre del año al contraerse del producto interior bruto (PIB) un 3,8 % sobre con el mismo período de 2015.
Tampoco están en una situación mucho mejor Sudáfrica, que sufrió un descenso del PIB del 1,3 % en el primer trimestre, y Rusia, aunque entre enero y junio logró contener la caída en picado para cerrar el primer semestre con una bajada del 0,9 % interanual.
A raíz de estas dificultades económicas, se ha ido diluyendo el poderío de los BRICS como bloque y este año que China, uno de sus integrantes, ha organizado la cumbre del G20, prácticamente han desaparecido de la agenda.
rmlgv