Nueva York.— Los esfuerzos para resucitar el acuerdo de cese de hostilidades en Siria quedaron ayer en un segundo plano en una tensa sesión sobre el asunto en Naciones Unidas (ONU), protagonizada por el enfrentamiento entre EU y Rusia en torno al ataque de este lunes contra un convoy humanitario en el país árabe.
El secretario estadounidense de Estado, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, destacaron la necesidad de restaurar el alto el fuego y citaron ideas para hacerlo, pero los reproches sobre las últimas acciones armadas en Siria dominaron la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU.
“Este ataque [al convoy humanitario de la ONU] ha asestado un golpe muy duro a nuestros esfuerzos para llevar la paz en Siria y plantea profundas dudas sobre si Rusia y el régimen de [Bashar] al-Assad podrán cumplir con las obligaciones que aceptaron” en las últimas discusiones en Ginebra, dijo Kerry, quien pidió suspender todas las operaciones aéreas en zonas clave para reflotar la tregua.
Lavrov, por su parte, volvió a negar toda responsabilidad en el ataque —que según Estados Unidos sólo pudieron perpetrar aviones rusos o sirios porque se lanzó desde el aire— y aseguró haber proporcionado toda la información que tiene sobre el incidente. El canciller pidió una investigación imparcial y aludió a la “coincidencia” que, a su juicio, supone el hecho de que poco después del incidente hubiera “un ataque muy agresivo del [grupo terrorista] Al Nusra contra el gobierno” sirio.
Poco después, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que un dron estadounidense con capacidad de efectuar bombardeos aéreos fue detectado el lunes en la zona del ataque al convoy humanitario de la ONU, en el que murieron unos 20 civiles y al menos un empleado de la Media Luna Roja, según la Cruz Roja.
El embajador sirio ante la ONU, Ba-
shar Yafari, acusó por su parte a EU de haberse basado “en el testimonio de un solo miembro de la oposición” que aseguró haber visto aviones sobre el convoy que fue atacado, cuando “los vecinos de la zona” no los vieron.
Ali Bakarat, quien trabajaba junto a su tío en el almacén de la Media Luna Roja Siria adonde llegó el convoy y donde ocurrió el ataque, afirma que “varios helicópteros arrojaron barriles de explosivos, luego surgieron dos aviones de guerra que lanzaron cohetes y después regresaron los helicópteros. Pudo haber más de 25 bombardeos contra los camiones de la caravana”. Entre los fallecidos está su tío Omar.
Ayer, los bombardeos en provincias septentrionales sirias dejaron 24 muertos. La noche del martes, un ataque aéreo en el norte mató a cuatro paramédicos que habían acudido al lugar por un bombardeo previo.
De todos modos, la ONU dijo que espera reanudar las caravanas de ayuda a zonas prioritarias. “Nuestra obligación con los civiles de todos los bandos es ir al lugar y en el momento que se necesite la ayuda”, dijo Jan Egeland, alto funcionario de ayuda humanitaria, quien añadió que las caravanas podrían reanudarse entre hoy y mañana si hay “garantías de seguridad”.
Rusia anunció ayer mismo que aumentará su presencia en el Mediterráneo oriental, en el área limítrofe con Siria y Turquía, con el portaaviones “Almirante Kuznetsov”, el buque insignia de la Armada rusa, según anunció el ministro de Defensa Serguei Shoigu, para “incrementar las posibilidades de combate”.