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Un hombre fue baleado hoy durante una protesta contra la violencia racial en la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte. El disparo, según al ayuntamiento de la ciudad no provino de un policía, sino de otro civil.
El ayuntamiento de la ciduad había informado en un principio que el hombre que recibió el disparo había muerto, pero momentos despúés reculó y detalló que se encuentra en condición crítica y bajo soporte de vida.
Charlotte vivió el martes una de sus jornadas más violentas de su historia reciente tras el deceso de Keith Lamont Scott, muerto a tiros por el agente afroamericano Brentley Vinson, en un hecho que provocó fuertes disturbios en la ciudad.
Los disturbios continuaron esta noche y se registraron varios choques entre los manifestantes y la policía. Los inconformes incendiaron autos, botes de basura, rompieron vidrios de comercios y lanzaron objetos a los agentes, quienes respondieron con gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
En algunas calles de la mayor urbe de ese estado, con más de 825 mil habitantes y 35 % de su población afrodescendiente, se observaba desde la tarde a manifestantes con carteles en los que se leía "las vidas de los negros importan" y "sin justicia no hay paz".
Las protestas, en la que los uniformados lanzaron gases lacrimógenos y los protestantes respondieron con piedras y botellas de agua, se prolongaron hasta la madrugada de hoy y se saldaron con 16 agentes policiales heridos, varios coches de patrulla dañados y al menos cinco detenidos.
De igual manera, una carretera interestatal quedó bloqueada por más de cinco horas y un local de la cadena de grandes almacenes Walmart fue saqueada, de acuerdo a las autoridades.
En una rueda de prensa ofrecida hoy, la alcaldesa de Charlotte, Jennifer Roberts, pidió calma a los habitantes de la ciudad y prometió total transparencia en la investigación de lo sucedido.
A su lado, el responsable de la Policía de Charlotte-Meckenburg, Kerr Putney, afirmó que "la historia es muy diferente de la que se ha contado en las redes sociales" y aseguró que los agentes pidieron a Scott que arrojase el arma con la que salió de un vehículo.
El jefe policial aseveró que en el lugar del incidente se encontró un arma cerca del cuerpo de la víctima y no un libro que leía mientras esperaba que un hijo suyo regresara de la escuela, tal como han manifestado sus familiares.
La tarde de ayer, Lyric Scott, hija del fallecido, acusó a la Policía de acabar con la vida de su padre desarmado a través de un video que acumuló más de medio millón de vistas hasta poco antes de los disturbios.
Los sucesos de Charlotte, junto con la muerte de otro afroamericano, Terence Crutcher, tras un encuentro con agentes de la Policía de Tulsa, en Oklahoma, propiciaron reacciones a nivel nacional, incluidos los dos candidatos a la Presidencia de Estados Unidos.
En un acto de campaña en Orlando (Florida), la candidata demócrata, Hillary Clinton, lamentó ambos decesos y dijo que la muerte de afroamericanos a manos de policías debe terminar.
"Comienza a ser intolerable", afirmó la ex secretaria de Estado.
Por su parte, el candidato republicano, Donald Trump, a través de su cuenta de Twitter calificó de "trágicos" los hechos en Tulsa y Charlotte, y abogó por la unión "para que Estados Unidos sea nuevamente seguro".
A su turno, el gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, expresó su apoyo para el jefe de policía de Charlotte y la alcaldesa por sus esfuerzos para mantener la calma en la comunidad, mientras que el fiscal general del estado, Roy Cooper, pidió que el caso sea "investigado a fondo" para que se haga justicia.
*Con información de agencias
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