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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se despidió hoy de los líderes mundiales con su discurso más duro, criticando la actitud de muchos, acusando a algunos de tener "sangre en las manos" y reclamando reformas para evitar que algunos países sigan bloqueando acciones internacionales.
Ban, que dejará el cargo a final de año, aprovechó su último discurso ante la Asamblea General para mostrar directamente su descontento a buena parte de los jefes de Estado y de gobierno del planeta.
"En demasiados lugares vemos a líderes que reescriben constituciones, que manipulan elecciones y que dan otros pasos desesperados para agarrarse al poder", lamentó el diplomático surcoreano.
"Los líderes deben entender que su puesto es una confianza que les da gente, no una propiedad personal", añadió.
Ban no dudó en apuntar directamente a algunos de esos dirigentes: a los de Sudán del Sur les acusó de haber "traicionado a su pueblo", a los de Corea del Norte de dedicarse a pruebas nucleares mientras su gente sufre y al presidente sirio, Bachar al Asad, de haber matado a más civiles que nadie en la guerra de su país.
Con un lenguaje inusualmente contundente, criticó también a las potencias que "siguen alimentando la maquinaria de guerra" en Siria y que tienen "sangre en sus manos".
"Hoy en esta sala hay representantes de gobiernos que han ignorado, facilitado, financiado, participado o incluso planeado y ejecutado atrocidades infligidas por todas las partes del conflicto sirio contra civiles", denunció.
Se mostró también muy crítico con aquellos líderes que alimentan el odio contra refugiados y migrantes, en particular contra los musulmanes, que están "siendo atacados" con estereotipos y sospechas que, dijo, recuerdan a momentos de un "pasado oscuro".
Sin mencionarlo, Ban pareció referirse entre otros al aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, al dirigir su mensaje a "líderes políticos y candidatos".
"No entren en la cínica y peligrosa matemática política que dice que se suman votos dividiendo a la gente y multiplicando el miedo. El mundo se debe levantar contra las mentiras y distorsiones de la verdad y rechazar toda forma de discriminación", les dijo.
El secretario general de la ONU tuvo también críticas para los líderes palestinos e israelíes, a quienes recriminó por la falta de avances para resolver el conflicto de Oriente Medio y por la creciente polarización del debate.
"Esto es una locura. Reemplazar la solución de los dos estados con una construcción de un estado llevaría al desastre: negar a los palestinos su libertad y futuro y empujar a Israel más lejos de su visión de una democracia judía y hacia un creciente aislamiento global", dijo, en un pasaje que fue inmediatamente criticado por Israel.
Ban urgió además a respetar la "independencia" de la Secretaría General de la ONU, tras haber vivido en los últimos meses enfrentamientos diplomáticos con el propio Israel, con Arabia Saudí o con Marruecos.
"Cuando nuestros informes dicen lo que debe decirse, los Estados miembros no deberían intentar reescribir la historia. Cuando nuestro personal de derechos humanos actúa en nombre de los más vulnerables, los Estados miembros no deberían bloquear su camino", lamentó.
Además, defendió la necesidad de reformas en el funcionamiento de Naciones Unidas para acabar con situaciones que permiten que un solo país detenga toda su maquinaria.
"Demasiado a menudo he visto propuestas con amplio apoyo bloqueadas en nombre del consenso por unos pocos países o a veces uno solo", apuntó.
Así, se preguntó si resulta "justo" que en el "complicado" mundo del siglo XXI unos pocos países tengan un poder "tan desproporcionado" y criticó que no se haya avanzado en la reforma del Consejo de Seguridad, el órgano que toma las decisiones más importantes y donde cinco países tienen derecho de veto.
Sin cambios ahí, aseguró, el Consejo está poniendo "en peligro su efectividad y su legitimidad".
jlcg