Bruselas.— Los aliados del candidato republicano Donald Trump se cuentan con la mano en Europa. Entre los líderes de la Unión Europea, sólo ha endosado públicamente las aspiraciones presidenciales de Trump el presidente húngaro Viktor Orban, un efervescente opositor a la acogida de refugiados, al considerarlos una “seria amenaza” para el cristianismo europeo.
El euroescéptico mandatario se ha referido a Trump como un “candidato valiente” y como “la mejor opción para Europa y Hungría”. Orban comparte la visión patriótica de Trump y su postura antiinmigrante. Sostiene que el derrumbe de los regímenes en Irak, Libia y Siria sólo ha generado caos en las fronteras externas de Europa, inseguridad y un éxodo migratorio.
Fuera del bloque comunitario, Trump cuenta con el aval del presidente ruso Vladimir Putin, responsable de sumir al continente en una crisis de seguridad tras la anexión unilateral de la península de Crimea y el apoyo a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
“Sin lugar a dudas, es una persona muy brillante y talentosa”, ha dicho Putin sobre el republicano.
“Dice que quiere dar paso a una relación nueva y más profunda con Rusia. ¡Por supuesto, damos la bienvenida a eso!”, señaló.
Al margen de ellos, han mostrado respeto y admiración hacia Trump las fuerzas ultraopositoras al islam y la integración europea.
Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad de Holanda, quien abandera la campaña para sacar a su país de la UE, afirma apoyar a Trump desde el inicio porque “tiene agallas y buenas ideas”.
Otro seguidor de la causa de Trump es Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido y artífice del Brexit.
La amistad entre ambos ha escalado a tal nivel que Farage ha hecho uso del micrófono durante la campaña de Trump para llamarlo “el nuevo Ronald Reagan”.
Igualmente cuenta con la simpatía de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, quien ha expresado admiración hacia él. La ultranacionalista asegura que “para los intereses de Francia todo es mejor que Hillary Clinton”.
Fuera de ellos, el descrédito hacia el candidato ha sido la norma.