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La última Asamblea de Obama

El legado internacional del presidente de Estados Unidos tiene puntos álgidos en el deshielo con Cuba, el acercamiento a Myanmar y el giro hacia el sudeste asiático

Obama ante la ONU, el 21 de septiembre de 2011, año en que los palestinos solicitaron ser reconocidos como un Estado. EU vetó en 2014 la petición (ARCHIVO. EFE)
18/09/2016 |00:56
Redacción El Universal
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Washington.— La última Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidos (ONU) de Barack Obama será especial para el presidente de Estados Unidos. Será el fin de una era de una nueva política exterior estadounidense y Obama aprovechará el púlpito para hacer un repaso a todo lo que ha hecho durante casi ocho años como inquilino de la Casa Blanca.

El legado internacional del presidente de Estados Unidos tiene puntos álgidos en el deshielo con Cuba, el acercamiento a Myanmar y el giro hacia el sudeste asiático.

El acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, alcanzado junto a otras seis potencias internacionales, demuestra que ha intentado cumplir su promesa de dialogar con antiguos enemigos de la potencia estadounidense.

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En cambio, Obama dejará la Casa Blanca en medio de una renacida tensión con Rusia y su presidente, Vladimir Putin, quien regresó al poder en 2012 y acabó con los intentos de limar asperezas entre dos viejos enemigos de la Guerra Fría, que es probable que tengan que unir sus fuerzas para enfrentarse al terrorismo en Medio Oriente. Asimismo, la relación con un aliado clave en esa zona, Israel, no pasa por su mejor momento, a pesar de la firma de un nuevo convenio militar.

Obama ha intentado también acercarse a China, país al que convenció para unirse en la lucha contra el cambio climático —otro de su éxitos a nivel internacional—, a pesar de las discrepancias entre las dos principales economías del mundo.

Con todo ese bagaje, desde la Casa Blanca ya se ha anunciado que el presidente de Estados Unidos aprovechará el púlpito de la Organización de las Naciones Unidas no sólo para llevar a cabo un balance, sino para reivindicar los avances que ha hecho el mundo y la tendencia hacia un nuevo orden internacional, basado en el diálogo y la cooperación entre países, premisas innegociables para hacer frente a los retos globales.

Si en la edición del año pasado la lucha contra el terrorismo tuvo un papel clave, este año los deberes de los líderes mundiales se encaminarán a resolver la crisis de refugiados. Obama, junto a otros mandatarios —incluyendo, entre otros, al presidente de México, Enrique Peña Nieto—, presidirá una Cumbre de Líderes sobre refugiados (y migrantes), con el objetivo de conseguir compromisos reales en aras de paliar la problemática actual.

Las Asambleas de la ONU también son la oportunidad de mantener reuniones con homólogos de todo el mundo. De momento, la Casa Blanca sólo ha confirmado tres bilaterales que, además, guardan mucho simbolismo.

El primer encuentro, el lunes, será con el primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, con quién platicará de la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico. Al día siguiente se reunirá con el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, para hablar de la lucha contra el terrorismo en África y los retos de desarrollo del continente. El miércoles, último día de Obama en Nueva York, felicitará a Juan Manuel Santos, su homólogo colombiano, por los éxitos cosechados hasta el momento en el proceso de paz con las FARC, un acuerdo en el que Estados Unidos ha participado y en el que quiere seguir presente para lo que sea necesario, con el fin de terminar el conflicto armado más largo de Latinoamérica.