Londres.— Unos 75 mil refugiados se encuentran desde hace semanas varados en la frontera sirio-jordana en condiciones inhumanas, denunció ayer Amnistía Internacional (AI) en Londres.
Desde hace dos meses estas personas están en tierra de nadie sin acceso a ayuda humanitaria. Faltan alimentos, agua y medicinas y muchos han muerto, señaló la organización de derechos humanos. Imágenes grabadas en el lugar muestran que en la zona de los pasos de Rukban y Hadalat, cerrados desde finales de junio, hay fosas masivas, indicó AI.
La situación es una consecuencia trágica del fracaso de la comunidad internacional en la crisis de los refugiados, se queja AI, que exigió, de cara a la cumbre de la ONU la semana próxima en Nueva York, que los dirigentes políticos hagan más que pura retórica.
Jordania no puede seguir bloqueando la frontera y debe permitir la entrada de los refugiados y otros países tienen que acoger a “un porcentaje justo” de los refugiados, subrayó.
En tanto, el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, denunció que las partes en conflicto en el país árabe están reteniendo el suministro de ayuda para cientos de miles de personas al no garantizar la seguridad de los envíos durante la frágil tregua vigente. El diplomático descargó gran parte de la culpa en el gobierno del presidente Bashar al-Assad, que hasta el momento no ha proporcionado los salvoconductos requeridos para que los camiones puedan circular por la nación con la ayuda destinada a los civiles necesitados. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las violaciones a la tregua aumentaron ayer de forma notable, incluyendo Aleppo, aunque no se ha registrado ninguna víctima mortal.