Vecinos de la isla griega de Quíos efectuaron anoche una protesta contra un campo de refugiados que acabó en enfrentamientos con la policía y algunos inmigrantes, informan hoy medios locales.


Aunque la protesta comenzó de forma pacífica en la plaza principal de Quíos, un grupo de personas decidió trasladar la manifestación a un campamento informal y, más tarde, a uno de los centros oficiales para refugiados, algo que pilló por sorpresa a la policía, que intentó bloquearles el paso sin éxito.


Un grupo de periodistas que cubría el evento acabó siendo atacado por los manifestantes al interponerse entre ellos y el campo, al que los vecinos se acercaron cantando el himno nacional y gritando consignas contra los refugiados.


Cuando los refugiados, dentro del campo, se dieron cuenta de lo que ocurría fuera, respondieron lanzando piedras a los manifestantes y exigiendo a gritos que se les llevase a Atenas.
La policía antidisturbios reprimió la protesta lanzando gases químicos contra los manifestantes.


Una mujer tuvo que ser llevada al hospital por inhalación de estos gases, y un miembro de una ONG que colabora en el campamento para refugiados fue detenido.


En la isla de Quíos hay más de 3 mil 500 personas, aunque oficialmente las instalaciones con las que cuenta están preparadas para mil 100.


No es la primera vez que los vecinos de las islas se manifiestan contra los refugiados, que además de haber dañado la imagen turística de sus playas se quedan en los centros o en campamentos informales en las islas durante meses porque no se les permite continuar su camino hacía el continente.


La congestión de los campos continúa sin cambios a pesar de que el ministro de migración, Yanis Muzalas, prometiera hace meses que se solucionaría.


Además, esta semana se han incorporado al curso escolar griego refugiados menores de edad, algo que también levantó polémica cuando la asociación de padres y madres del colegio de Oreókastro, próximo a Salónica, publicó un comunicado exigiendo que no se incluyeran niños refugiados en sus clases.


En el comunicado se llegaba a amenazar con la ocupación del centro escolar si no se hacía caso a sus demandas.


Se trata de un caso aislado de protesta entre los más de 20 colegios públicos en los que estudiarán durante este curso niños refugiados, por lo que la respuesta no tardó en llegar desde todo el país, conmocionado por la falta de solidaridad de este centro.


Incluso el primer ministro griego, Alexis Tsipras, respondió a esta amenaza que calificó de "incoherente con la actitud de nuestro país", que es "la cara de la solidaridad de Europa".

jlcg

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