La enfermera británica Pauline Cafferkey, que contrajo el ébola cuando trabajaba en Sierra Leona en 2014, ha sido absuelta de las sospechas de haber ocultado los síntomas de la enfermedad al regresar al Reino Unido, informó hoy el Consejo de Enfermeras y Comadronas británico (NMD, en inglés).
Las autoridades sanitarias habían abierto una investigación para determinar si Cafferkey encubrió que sufría malestar y que su temperatura era superior a la normal cuando aterrizó en el aeropuerto londinense de Heathrow.
Una comisión del NMD determinó que la escocesa, de 40 años, podrá continuar practicando la enfermería, al entender que los síntomas de la enfermedad alteraron su juicio al regresar de Sierra Leona y haber descartado la acusación de "falta de honestidad" que pesaba sobre ella.
El presidente del jurado del Consejo de Enfermeras que analizó el caso, Timothy Cole, señaló que Cafferkey se encontraba "exhausta" y "cada vez peor" cuando aterrizó en Londres.
Al pasar el control rutinario para personas que regresaban de países con riesgo de ébola, la enfermera tenía una temperatura corporal de 38.3 grados centígrados, signo de una posible infección.
Cafferkey declaró ante el jurado que uno de los miembros del grupo con el que viajaba le instó a registrar su temperatura como de 37.2 grados para "salir de allí" cuanto antes, si bien la enfermera aseguró que no recuerda de quién se trataba.
La trabajadora sanitaria recibió el visto bueno para abandonar el aeropuerto de Londres y al día siguiente, ya en su vivienda de Glasgow (Escocia), comenzó a encontrarse "muy mal".
Cafferkey fue diagnosticada con ébola poco después y estuvo ingresada durante cerca de un mes en una unidad de aislamiento en el Royal Free Hospital de Londres, donde recibió un tratamiento experimental antivírico elaborado con plasma sanguíneo de otro enfermero británico, Will Pooley, que ya había superado la enfermedad.
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