Washington.— Un golpe de calor, deshidratación, un mareo y el hecho de que se ocultara un diagnóstico de neumonía han puesto la salud de la candidata demócrata Hillary Clinton en el centro del debate electoral en Estados Unidos.

Un video difundido en redes sociales mostró a Clinton —quien abandonó el acto por los 15 años de los atentados del 11-S— tambaleándose hasta casi caer antes de entrar en una furgoneta que la llevó al departamento de su hija Chelsea, en Nueva York, para recuperarse.

Este episodio abrió el debate sobre si está capacitada físicamente para servir como presidenta de EU.

La edad de los dos candidatos ha puesto como elemento de escrutinio su estado físico para conseguir el cargo. Hasta ahora, el mandatario que llegó a su primera etapa presidencial con más edad ha sido Ronald Reagan, con 69 años. Donald Trump cumplió 70 en junio y Clinton tendrá 69 años a finales de octubre.

El historial médico de Clinton era el más controvertido. En 2012 sufrió una caída que le supuso un golpe en la cabeza y coágulos en el cerebro, su condición ha estado en duda, a pesar que su doctora, Lisa Bardack, asegura que ese episodio está superado.

Trump se presume como “el individuo más sano en intentar llegar a la presidencia”.

Las dudas sobre la salud de Clinton las sembró hace un mes Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York, insinuando que la postura “cansada” de la ex secretaria de Estado podría esconder algo. El ataque de tos sufrido por Clinton hace una semana, que fue atribuido a una alergia estacional por el polen, parecía confirmar la teoría del republicano.

“Es alergia a Trump”, bromeó entonces la demócrata. Ayer se descubrió que la tos derivó en una neumonía, diagnosticada el viernes.

“La acabo de examinar y ahora está rehidratada y recuperándose bien”, informó ayer por la tarde la doctora Bardack. El tratamiento será de antibióticos y reposo, por lo que su agenda está en duda.

David Scheiner, el ex doctor de cabecera de Barack Obama, escribió el viernes en The Washington Post: “La población necesita saber mucho más sobre la información médica de los candidatos” porque, a su edad, “empiezan a pasar cosas”.

El miedo a que algún tema de salud impida al presidente realizar su trabajo es real. Obama, por ejemplo, publica los resultados de su revisión médica que realiza cada año.

La salud ha condicionado algunas elecciones en EU. El caso más conocido fue el del demócrata Michael Dukakis, en 1988, quien culpó los rumores de que sufría de depresión de su derrota ante George H. Bush.

El entonces presidente Reagan dijo que Dukakis era “inválido”, lo que despertó especulaciones, perdió una ventaja de 17 puntos en menos de un mes y nunca la recuperó pese a que su médico aseguró que tenía una “salud excelente”.

Ahora, las teorías sobre la salud de Clinton —instigadas por los republicanos— se convertirán en el elemento central del debate de la campaña electoral. La presión para que los dos candidatos revelen un examen médico detallado antes de las elecciones es más que probable.

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