Madrid.— Mariano Rajoy perdió ayer la primera votación en el Parlamento para ser elegido presidente de España. El líder del Partido Popular (PP) no consiguió sumar ningún diputado rival a los 170 con los que se presentó a la investidura.

Rajoy se quedó así a seis votos de la mayoría necesaria, pero lo más delicado de su posición es que el bronco debate de ayer anticipa la imposibilidad de una investidura cercana. Le apoyaron los 137 parlamentarios del Partido Popular, uno de Coalición Canaria y los 32 de Ciudadanos, agrupación con la que pactó en la última semana un programa de derecha reformista. En su contra tuvo 180 votos: los del Partido Socialista (PSOE), Podemos y los nacionalistas.

La única esperanza para Rajoy de ganar ayer la presidencia era que el PSOE cambiara de opinión y decidiera apoyarlo, pero el líder socialista, Pedro Sánchez, la descartó en un duro discurso en el que acusó al presidente en funciones de chantajear al país con la noción de que su candidatura es la única alternativa frente a unas terceras elecciones, que cerrarían un año sin gobierno. Rajoy se defendió: “No abuse. Con que me diga que no, ya es suficiente”.

Mañana, para ganar la investidura Rajoy necesitaría sólo una mayoría simple (más votos a favor que en contra), y la abstención socialista bastaría. Pero Sánchez dijo que eso no ocurrirá: “El PSOE no se va a abstener ante la corrupción y el recorte de derechos. Usted no es de fiar. No le daremos un injustificable perdón”, atacó a Rajoy.

De no lograr la nominación como presidente mañana, Rajoy sería el segundo ciudadano en la historia de la democracia española en sumar ese fracaso, detrás de Sánchez, quien perdió una investidura en marzo, tras las primeras elecciones de este año.

El PP apuesta por un cambio en la dirección socialista, donde Sánchez tiene muchos rivales, como único desbloqueo a la situación. Para eso, los resultados del PSOE en las elecciones regionales que se aproximan (Galicia y País Vasco) deberían de ser tan malos que suscitaran una rebelión interna. Esos cálculos indican que los partidos miran ya al mediano plazo. La no elección de Rajoy abriría un periodo de dos meses en el que podrían darse varias posibilidades. Él mismo podría volver a presentarse, o el PSOE formar gobierno con Podemos y los nacionalistas. Si no hay ninguna combinación de gobierno, España volverá a las urnas en diciembre.

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