Washington.— Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, sigue convencido de que uno de los cambios que necesita la economía de su país para mejorar es revisar y, en caso de que fuera necesario, anular los tratados de libre comercio que EU tiene con el mundo, especialmente el TLCAN y el futuro Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que sigue a la espera de aprobación en el Congreso estadounidense y que no se prevé que se resuelva en breve.

Ayer lo volvió a reiterar, en un discurso sobre política económica muy estructurado con el que espera empezar a revivir una campaña que, tras la horrible semana pasada, llena de controversias y escándalos, necesita retomar el rumbo.

“Mi único interés es el ciudadano estadounidense. Mi objetivo fundamental es que los trabajos y la riqueza se queden en EU”, justificó el magnate. Aseguró que para que “EU vuelva a crecer de nuevo” (parafraseando su lema de campaña) necesita una reforma de sus tratados de comercio. “Eso incluye una renegociación del TLCAN. Si no conseguimos un pacto mejor, nos marchamos”, amenazó.

Trump, quien el pasado viernes presentó su equipo asesor en economía formado casi en su totalidad por multimillonarios, volvió a culpar de los males de la clase media estadounidense a la aplicación de los pactos de libre comercio, especialmente al firmado con México y Canadá.

Ayer fue el turno del sector automovilístico: según el magnate, desde la firma del TLCAN se han perdido más de 100 mil puestos de trabajo sólo en Michigan. “[El TLCAN ha sido] un ataque al corazón de Michigan y a la nación en su conjunto”, declaró el candidato republicano a la Casa Blanca.

Pero no sólo se quedó en el TLCAN, también puso en duda la permanencia de EU en la Organización Mundial del Comercio y los acuerdos con otras naciones, incluso, rechazó el TPP, todavía por firmar y sobre el cual aseguró que su rival Hillary Clinton cambiará su posición —ahora contraria al pacto transpacífico—. “En unos meses la demócrata estará en favor de un texto que por ahora sólo tiene al presidente Barack Obama como firme defensor y que destruirá millones de empleos”, dijo.

“Un voto por Hillary Clinton es un voto por el TPP y es también un sufragio por el TLCAN”. Añadió que la abanderada demócrata y su apoyo a los tratados de libre comercio han “destripado” el empleo y el bienestar del país.

Trump también prometió la “mayor reforma fiscal desde los tiempos de Ronald Reagan”. Entre las medidas están la eliminación del impuesto de sucesiones, la reducción de la tasa a las empresas estadounidenses o la simplificación y reducción del gravamen por ingresos. El magnate ha modificado su propuesta fiscal para adaptarla a los deseos y posiciones de los líderes del Partido Republicano.

Se vislumbra un abanderado de imagen más presidenciable y acorde a la estrategia republicana. No sólo en aspectos políticos se ven las ganas de la campaña del magnate de relanzar su candidatura, también en su comportamiento. En su discurso fue interrumpido hasta 14 veces por opositores; él se limitó a esperar.

Ayer también se informó que George P. Bush, comisionado de tierras de Texas e hijo de Jeb Bush, instó a los republicanos a apoyar a Trump.

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