San José.— América Latina y el Caribe viven actualmente una de las peores crisis con migrantes irregulares en el siglo XXI.
El masivo movimiento humano es atizado por causas políticas, socioeconómicas y de violencia e inseguridad, con cubanos, haitianos, africanos y asiáticos como los protagonistas más visibles de un incesante flujo que se incrementó en los últimos 10 meses y amenaza con agravarse, pero con guatemaltecos, hondureños y salvadoreños con su intenso tránsito hacia la Unión Americana.
A los desplazamientos se unen las víctimas de trata de personas para explotación sexual, en especial mujeres venezolanas, colombianas, dominicanas, ecuatorianas y cubanas; además de las centroamericanas y mexicanas que circulan en México y en los países del istmo.
Para evitar ser repatriados, centenares de cubanos y haitianos —retenidos desde hace varias semanas en Turbo, puerto caribeño de Colombia—, iniciaron el pasado sábado 6 de agosto una peligrosa travesía como migrantes irregulares hacia las selvas de Panamá, para continuar su camino por Centroamérica en ruta hacia México y Estados Unidos.
No tuvieron remedio; Colombia los puso en posición de escoger entre salida voluntaria o repatriación. La Dirección General de Migración de Costa Rica informó ayer a EL UNIVERSAL que el pasado fin de semana entraron 591 personas originarias de África y Asia sin documentos —390 el sábado y 201 el domingo— a Paso Canoas, principal punto migratorio de la frontera con Panamá.
Además, mil 952 extranjeros están en albergues en la zona limítrofe de Costa Rica con Nicaragua.
Del lado del país hay más de 2 mil 500 migrantes varados y en sectores panameños permanece un gran número de irregulares, por lo que los dos países están inviertiendo recursos en su atención humanitaria.
Autoridades costarricenses calculan que más de 2 mil africanos y asiáticos, de una corriente que ingresa por Brasil en avión al Continente Americano, viajan actualmente hacia Costa Rica para seguir a Estados Unidos tras cruzar varias naciones dentro el terriorio sudamericano.
El origen del fenómeno es atribuido a factores políticos y socioeconómicos en sus países.
Un grupo de 30 congoleses fue sorprendido con cinco traficantes o “coyotes” el fin de semana anterior en las costas caribeñas de Guatemala, cuando pretendían continuar viaje por México hacia territorio estadounidense.
Los 30 viajaban en cinco vehículos de una misma marca y color de taxistas guatemaltecos y fueron sorprendidos en el sector de Izabal, litoral nororiental de Guatemala y cerca de Honduras, por lo que quedaron retenidos en unidades migratorias.
Costa Rica ha reiterado que deportará a los migrantes que entren en forma ilegal, mientras que Nicaragua cerró sus puertas desde noviembre de 2015 a los irregulares cubanos, tras catalogarlos como delincuentes, y en meses posteriores a haitianos, africanos y asiáticos.
México tampoco tiene considerado abrir más planes extraordinarios de paso de migrantes.
En este contexto, Cuba confirmó el domingo la llegada del primer grupo de 14 nacionales deportados desde Colombia. La oleada de cubanos, que viajan legalmente hacia Ecuador para iniciar en esa nación un periplo sin visas de ningún país hasta Estados Unidos, es la tercera desde que en noviembre de 2015 estalló en Costa Rica una crisis con personas oriundas de la isla que quedaron atrapadas en suelo costarricense porque Nicaragua les impidió seguir viaje hacia el norte del continente.
En un puente aéreo y terrestre con El Salvador, Guatemala y México de enero a marzo de 2016, los cubanos llegaron a EU para acogerse a una ley que les otorga beneficios migratorios al tocar suelo estadounidense.
Una segunda avalancha de cubanos, retenida en Panamá a partir de finales de 2015 viajó este año en avión a México y siguió a Estados Unidos. El paso terrestre de cubanos desde Ecuador empezó en 2008, creció en 2012 y se disparó en 2014 y 2015.
Las autoridades cubanas han acusado al gobierno estadounidense de alentar una migración “ilegal e insegura” por la existencia de la ley, emitida en 1966.
