El papa Francisco condenó el "brutal acto de violencia sin sentido" cometido ayer en un hospital de la ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán y capital de la provincia de Baluchistán, que acabó con la vida de 71 personas, entre ellas 50 letrados.
Jorge Bergoglio realizó estas consideraciones en un telegrama en el que expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y que estuvo firmado, como es habitual, por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
"Profundamente apenado por la noticia de las vidas perdidas en el ataque a un hospital de Quetta, su Santidad, el papa Francisco, envía sentidas condolencias a los familiares de los fallecidos, a las autoridades y a toda la nación", señaló.
El pontífice invocó "dones divinos de consuelo y fuerza" para "todos los que lloran y sobre todo para los que se han visto afectados por esta tragedia".
Un hombre con ocho kilos de explosivos se suicidó ayer al hacer detonar las bombas en la entrada de emergencias del Hospital Civil de Quetta en un atentado relacionado con el asesinato poco antes del del presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, y cuyo cadáver había sido trasladado a ese centro.
El grupo talibán Jamaat ul Ahrar, escisión de la principal formación insurgente de Pakistán, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó el atentado y amenazó con nuevos ataques.
Con posterioridad, el grupo terrorista Estado Islámico (EI) también reclamó la autoría de la matanza en un comunicado difundido por su agencia de noticias Amaq.
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