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Los funerales de 29 de las 292 víctimas del terremoto que el pasado 24 de agosto afectó el centro de Italia fueron efectuados hoy en Amatrice, la localidad más golpeada por el fenómeno natural.
“El terremoto no mata. Matan las obras del hombre”, dijo durante la homilía el obispo de Rieti (la capital provincial), Domenico Pompili durante la ceremonia, en la que estuvieron presentes el presidente Sergio Mattarella y el primer ministro Matteo Renzi.
El prelado advirtió que la reconstrucción no debe ser “una querella política”, “ni una forma de saqueo”, sino que “tiene que revivir la belleza de la que somos guardianes”.
El obispo leyó durante ocho minutos los nombres de todas las víctimas del sismo de 6.2 grados Richter, ocurrido en la madrugada del pasado 24 de agosto.
Por su parte, el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, reivindicó el derecho de celebrar el rito en esa localidad y no en Rieti, como estaba originalmente programado.
Un crucifijo rescatado de entre las ruinas de una de las iglesias destruidas de Amatrice fue colocado ante el altar de la estructura improvisada en la que se ofició la misa, mientras los presentes lanzaron flores y globos blancos al paso de los féretros.
Inicialmente estaba programado celebrar este día las exequias de 37 de las víctimas, pero los familiares de nueve de ellas prefirieron ceremonias privadas.
Al igual que el sábado pasado, cuando fueron realizados los funerales de otras 35 víctimas en la vecina ciudad de Ascoli Piceno, en la ceremonia de este martes también estuvieron Mattarella, Renzi y los presidentes del Senado y Cámara de Diputados, Pietro Grasso y Laura Boldrini, entre otros.
“No los dejaremos solos”, prometió Renzi, quien aseguró que la reconstrucción será hecha con rapidez y transparencia.
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