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El estado australiano de Queensland registra una alta tasa de reclusión de niños de 10 y 11 años y es la única jurisdicción del país que encierra a jóvenes de 17 años en prisiones de adultos, denunció hoy Amnistía Internacional (AI).
La organización ha pedido al gobierno que eleve la edad de responsabilidad criminal a los 12 años y que declare ilegal la reclusión de niños de menos de dicha edad.
"Las duras políticas aplicadas por décadas se traducen en que muchos niños, especialmente indígenas, se vean atrapados en el sistema de justicia criminal", dijo la directora de AI Australia, Claire Mallinson, en un comunicado.
En un nuevo informe, AI enfatiza que un cambio en las iniciativas de apoyo a los indígenas en Queensland, en el noreste, contribuiría significativamente a prevenir que los niños indígenas sean recluidos en centros correccionales.
AI apuntó que solamente dos de las 16 organizaciones contratadas para trabajar con jóvenes albergados en estos centros son dirigidas por indígenas, a pesar de que los menores de esta minoría son 22 veces más propensos a estar recluidos que el resto de la población.
La proporción aumenta en el caso de niñas indígenas, que tienen 33 veces más posibilidades de ser recluidas que las no indígenas.
Queensland tiene la mayor tasa del país de reclusión de menores con un 83 por ciento de niños, la mayoría indígenas, detenidos en prisiones sin posibilidad de salir en libertad condicional, incluso antes de que se inicien los procesos judiciales abiertos en su contra o previamente a que se emitan sus sentencias.
AI recordó que según la ley internacional los niños deben ser puestos en libertad lo más rápidamente posible antes de que afronten procesos judiciales y que la reclusión debe ser contemplada como un último recurso.
El informe apareció tras una serie de denuncias periodísticas sobre maltratos en los centros de detención juvenil en el Territorio Norte y en Queensland.
Este mes la cadena local ABC mostró a un adolescente esposado de pies y manos boca abajo mientras era desnudado y abandonado por los guardias o una niña que no podía salir de una piscina por miedo a ser atacada por un perro de un responsable de seguridad.
Estos incidentes, que eran conocidos por las autoridades de Queensland, ocurrieron entre 2013 y 2015 en el centro de detención juvenil Cleveland, en la ciudad de Townsville, y fueron grabados por las cámaras de seguridad del recinto.
Los abusos coincidieron con otros maltratos y torturas denunciados por ABC en el centro juvenil Don Dale, en Darwin, capital del Territorio Norte, y con una gran población aborigen, que llevaron a la creación de una comisión de investigación.
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