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Mientras Dilma Rousseff, presidenta suspendida de Brasil, enfrenta la última fase del juicio que podía culminar con su destitución, Michel Temer, presidente interino, aseguró que aguarda con "absoluta tranquilidad" el resultado del proceso y que no tuvo tiempo de escuchar los alegatos de la mandataria.
"No lo vi, tenía trabajo", dijo tajante el político sobre el mensaje de Dilma, y cuando se le cuestionó sobre si creía que Rousseff lograría regresar a la presidencia, se limitó a lanzar un gesto de ironía.
Michel Temer se reunió con la delegación olímpica de Brasil, compuesta por cerca de 60 atletas.
Leonardo Picciani, ministro de deporte, garantizó que el país seguirá apoyando a los atletas.
Diversas voces aseguran que el gobierno de Temer negoció con varios senadores cargos públicos a cambio de su voto para la destitución de Dilma Rousseff.
Para que la mandataria sea destituida, se necesita el apoyo de 54 legisladores de los 81 que componen la Cámara Alta.
Si Rousseff es separada permanentemente del cargo, Michel Temer quedaría al frente del poder hasta 2019.
jlcg