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El presidente de la Corte Suprema de Brasil, Ricardo Lewandowski, quien dirige la fase final del juicio político contra la mandataria Dilma Rousseff, rechazó hoy diversos intentos de legisladores de izquierdas por suspender el proceso.
La primera audiencia de la etapa decisiva del juicio comenzó con acalorados debates generados por cuestiones previas formuladas por el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Comunista do Brasil (PCdoB), que demandaron desde la "suspensión" del trámite hasta su propia "nulidad", por alegados "errores procesales".
En esos debates iniciales quedó en evidencia el carácter político del proceso, que si bien se apoya en asuntos jurídicos, tiene como jueces a los 81 senadores, que en sus primeros escarceos hicieron oídos sordos a un pedido hecho por Lewandowski.
"Los senadores se convierten ahora en verdaderos jueces y, por tanto, deben dejar de lado sus preferencias políticas y personales", para "actuar con la máxima exención y objetividad", evitando "todo comportamiento que pueda suponer favoritismo o predisposición", había dicho Lewandowski al declarar abierta la sesión.
Sin embargo, los descalificativos abundaron. Desde los grupos de izquierda se acusaron a quienes demandan la destitución de Rousseff de "golpistas", al tiempo que desde el otro lado, mayoritario, se llegó a exigir que "los corruptos del PT vayan a prisión".
Una de las cuestiones rechazadas por Lewandowski fue formulada por la senadora comunista Vanessa Grazziotin y exigía la nulidad del proceso argumentando que las irregularidades fiscales en las que se basa la acusación corresponden a balances de 2015 del Gobierno de Rousseff, aún no aprobados ni rechazados por el Congreso.
Lewandoswki, quien actúa como garante constitucional del proceso, rechazó la apelación y aclaró que la aprobación o no de los balances "no está vinculada" a las probables irregularidades "que se juzgan" y puedan haber sido cometidas.
El presidente del Supremo tampoco aceptó otras cuestiones que presentó el PT y pedían la nulidad del proceso fundamentadas en la "ausencia de dolo" en las maniobras que se le atribuyen a Rousseff y en la supuesta "motivación exclusivamente política" del juicio.
Las cuestiones previas consumieron las primeras tres horas de la audiencia, en realidad dedicada a la presentación de los testigos propuestos por la acusación y la defensa.
Una vez resueltos esos asuntos iniciales, el Senado escuchará a Julio Marcelo de Oliveira, fiscal de un organismo de auditoría del Estado que detectó las irregularidades que dieron pie a la acusación.
De Oliveira es el primero de los dos testigos presentados por la parte acusatoria, mientras que la defensa ha propuesto seis.
Las declaraciones de los testigos terminarán la noche del viernes o durante la madrugada del sábado, tras lo cual habrá un receso hasta el lunes, cuando comparecerá la propia Rousseff.
La mandataria acudirá por primera vez ante el Senado desde que se instauró el proceso, el pasado 12 de mayo, cuando fue suspendida de sus funciones y sustituida en forma interina por el hasta entonces vicepresidente Michel Temer, quien continuará en el poder en caso de la destitución de Rousseff.
Tras escuchar a Rousseff, habrá un espacio para debates y, una vez concluidos, el Senado procederá a la votación en que decidirá su suerte, la cual sería realizada el martes o miércoles.
jlcg