Roma.— Italia está sumida en la tragedia provocada por el terremoto de 6 en escala Richter que sacudió la madrugada del miércoles el centro del país. Cifras de Protección Civil contabilizaban anoche 247 muertos y al menos 368 heridos, la mayoría niños, mientras los equipos de rescate continuaban la búsqueda de más víctimas entre los escombros y miles de personas permanecían en refugios o campamento improvisados al aire libre.

Por el momento no se han querido dar datos oficiales sobre los desaparecidos debido a que es muy difícil contabilizarlos pues las localidades afectadas suelen recibir a muchos turistas durante los meses de verano.

La situación más dramática se vive en Amatrice, el municipio más grande de los afectados, y donde viven normalmente 2 mil personas, pero que en los meses de verano dobla su población con los turistas.

Estos días había muchos visitantes para disfrutar el fin de semana de la fiesta de la pasta “a la amatriciana”.

En esta localidad los rescatistas trabajaban contra el reloj para encontrar sobrevivientes. Por la noche, seguían buscando entre los escombros de las casas, ayudados con linternas y perros rastreadores.

El alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, explicó que muchos edificios colapsaron y “hay muchas personas bajo los escombros. Estamos preparando un lugar para los cadáveres”. Otra de las localidades afectadas es Accumoli. Su alcalde, Stefano Petrucci, dijo que casi todas las casas se derrumbaron y las que siguen en pie están muy dañadas. “Necesitamos de todo. Se ha perdido todo, no tenemos nada”, lamentó.

Sin embargo, también se han registrado historias de esperanza. Un niño fue sacado con vida de los escombros en la localidad de Pescara del Tronto. Médicos también liberaron a un niño de seis años en Amatrice, aunque su hermano mellizo permanece desaparecido, reportaron medios locales.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, declaró el estado de emergencia y recorrió los lugares más afectados.

También prometió dar prioridad al rescate de las personas atrapadas en los escombros y agradeció a quienes desde la madrugada de ayer “cavan con las manos desnudas”.

“Se trata de un dolor sin fin” ya que involucra historias de vida, personas y familias, dijo Renzi.

El presidente Sergio Mattarella declaró dos jornadas de luto nacional. Autoridades de patrimonio cultural expresaron su preocupación por daños reportados en monumentos como la Catedral de Urbino, el monasterio de Santa Clara en Camerino, la Basílica de San Francisco y la iglesia de Sant’Agostino en Amatrice.

Ante el riesgo de que estos daños pongan en peligro las edificaciones, el Ministerio de Bienes Culturales puso en alerta a sus unidades de crisis.

El sismo se sintió hasta Roma, que se encuentra unos 150 kilómetros al sudoeste del epicentro, a una profundidad de 4.2 kilómetros en un área arbolada en la provincia de Rieti.

Fue seguido por más de 50 réplicas, la más fuerte de ellas de 5.4 Richter.

La Unión Europea ofreció toda la ayuda posible, incluyendo acceso a sus servicios de navegación satelital para medir mejor la situación.

“Como siempre somos solidarios con la nación italiana y estamos listos para ayudar de la forma en que podamos”, tuiteó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Mientras tanto, cientos de damnificados se preparaban para pasar la noche en los campamentos levantados por Protección Civil, instalados las zonas afectadas.

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