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Con la voz ronca, el ex presidente de Brasil, Lula da Silva, dirigió un mensaje a la nación con el que se declaró, una vez más, en contra del proceso político que enfrenta Dilma Rousseff, mandataria suspendida desde mayo y quien podría ser separada definitivamente de su cargo en los próximos días.
"Hoy comienza una semana de vergüenza nacional", dijo da Dilva y atacó a los senadores de Brasil, ya que considera que éstos "deberían de preocuparse por el futuro de la nación y no de castigar de manera cobarde a una persona contra la que no se tiene ninguna prueba".
Tajante, el líder político declaró que la única falta de la mandataria suspendida es "justamente ser honesta".
Lula da Silva y Dilma Rousseff son personajes políticos muy cercanos, por lo que es común verlos defendiéndose el uno al otro cuando la ocasión lo amerita.
Rousseff es la sucesora del brasileño y también su ahijada política.
Lula no paró con los reproches y sugirió que "los senadores no están suspendiendo los derechos de Rousseff, sino los de los votantes que la eligieron".
El político no se limitó sólo a hablar de Rousseff y también hizo declaraciones en torno de la figura de Michel Temer, presidente interino desde que el Senado separó provisionalmente a Rousseff de su cargo.
"No tengo nada personal contra Michel Temer, pero como abogado constitucionalista que es, debería saber que lo digno es llegar a la presidencia por medio de una elección, no valiéndose de un golpe".
Los partidarios de Rousseff y del Partido de los Trabajadores (PT) constantemente se han referido al proceso de juicio político contra Rousseff como "golpe de Estado".
Lula da Silva, quien ya se desempeñó al frente del ejecutivo, señaló que Michel Temer "no sabe gobernar", por lo que no le sorprendería que "dentro de poco, comenzara a vender partes del patrimonio estatal, como por ejemplo, el Branco de Brasil".
Lula dejó en duda la posibilidad de disputar las elecciones presidenciales de 2018 pese a que en los últimos meses ha amenazado con postular su candidatura para demostrar que no está arrinconado por los procesos que la justicia ha abierto en su contra.
El ex presidente es acusado de recibir beneficios indirectos de empresas que aprovecharon la red de corrupción en Petrobras para desviar recursos públicos e incluso fue llevado a la fuerza a una comisaría para rendir testimonio.
En la fase final del juicio, el Senado puede destituir definitivamente a Rousseff si así lo decide una mayoría calificada de 54 de sus 81 miembros, que representan dos tercios de los escaños.
En ese caso, Temer será confirmado en el poder hasta el 1 de enero de 2019, cuando le entregaría el cargo al ganador de las elecciones previstas para octubre de 2018.
Si Rousseff es absuelta, recuperará el poder y Temer volverá a ocupar la Vicepresidencia, aunque en su entorno se asegura que renunciaría de inmediato por su pública enemistad con la mandataria.
jlcg