Los equipos del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC anunciaron oficialmente esta tarde en La Habana, Cuba el fin de las negociaciones y el cierre del acuerdo final de paz, que daría fin a más de 50 años de conflicto armado.
Tras cuatro años de negociaciones, ambos equipos llegaron a un "acuerdo final, integral y definitivo", informaron en un mensaje a los medios desde la isla.
Las partes dijeron que el acuerdo busca "el fin del conflicto y una paz duradera".
El arribo a un acuerdo se vislumbró a comienzos de agosto cuando las partes presentaron una suerte de hoja de ruta que guiará el cese del fuego bilateral, el cual entrará en vigencia desde el mismo momento en que se firme el acuerdo definitivo.
El cese al fuego significa el fin de los enfrentamientos entre el Estado y las FARC.
Ahora, el gobierno colombiano debe informar al Congreso para que convoque a un plebiscito, en el cual los colombianos dirán si respaldan o no el acuerdo.
El anuncio se hizo desde La Habana.
En la mañana, el presidente colombiano Juan Manuel Santos había dicho que esperaba dar al país una noticia histórica porque "todos debemos estar muy contentos porque hoy es un día muy especial".
En tanto, el máximo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño o "Timochenko", comentó al espacio informativo Nueva Colombia Noticias que "esta mañana iniciamos la cuenta regresiva en función de cerrar los acuerdos de paz".
Añadió que quería compartir con el pueblo colombiano la buena nueva. "Los invito a todas y a todos a que nos acompañen a seguir haciendo esfuerzos por conquistar la paz con justicia social".
La víspera en las redes sociales circularon fotografías de las delegaciones en Cuba poniendo a punto el acuerdo final. La imagen fue difundida por el equipo de paz del gobierno, que la acompañó con la frase "se acerca el día... Vamos camino a la paz".
Se espera que apenas haga el anuncio oficial al país, el jefe de Estado informará oficialmente al Congreso para que convoque a un plebiscito en el que los colombianos dirán si apoyan o no los acuerdos alcanzados en la isla.
"Este es un gran momento histórico para el país. Acabar una guerra tan dura es toda una hazaña", indicó a The Associated Press monseñor Luis Augusto Castro, arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
El prelado agregó que es clave que en adelante se desarrollen en el país campañas pedagógicas para que los colombianos tengan claro qué fue lo que se acordó en la capital cubana.
También de histórica calificó la noticia el ex alto comisionado para la paz Víctor Ricardo, quien hizo hincapié en que durante 60 años el Estado trató de derrotar sin éxito a las guerrillas por la vía militar y que como no lo pudo hacer acudió la negociación.
Los diálogos han tenido una férrea oposición entre los seguidores del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
La proximidad de la clausura exitosa de la mesa de diálogo en La Habana se avizoró a comienzos de agosto cuando las partes dieron a conocer una suerte de hoja de ruta que guiará el cese del fuego bilateral que entrará en vigencia desde el mismo momento en que se firme el acuerdo definitivo y que en la práctica significará el fin de los enfrentamientos entre el Estado y las FARC.
También se establecieron a inicios de mes los mecanismos de monitoreo para el fin de las hostilidades que correrán a cargo de Naciones Unidas y grupos de observadores internacionales y el funcionamiento de 23 zonas y ocho puntos a los cuales arribarán de manera transitoria los guerrilleros mientras se realiza el proceso de abandono de las armas.
Asimismo se estableció que la recolección y almacenamiento del armamento en poder de las FARC se desarrollará en tres fases a los 90, 120 y 150 días de la firma de la paz.
Desde fines de 2012 la administración de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevan adelante en Cuba el proceso para tratar de poner fin a más de medio siglo de conflicto armado interno.
Hasta ahora las delegaciones han llegado a acuerdos en temas clave como una reforma agraria, la participación de los rebeldes en política, la lucha conjunta contra el narcotráfico, el resarcimiento de las víctimas, el blindaje jurídico y político a los puntos que se acuerden en la negociación, la forma en que los actores del conflicto armado pagarán por sus crímenes, el cese bilateral y definitivo del fuego y el abandono de las armas por parte de los rebeldes.
Según cifras oficiales las FARC tienen en sus filas a unos 7 mil combatientes.
En los últimos 15 años el ejército colombiano, apoyado por el gobierno de Estados Unidos, desató una ofensiva que diezmó las tropas del movimiento insurgente y replegó a sus combatientes pero sin lograr derrotarlos, lo que puso a las partes en la necesidad de sentarse en una mesa de diálogo como la desarrollada en La Habana.
Si se formaliza el acuerdo final se extinguiría el último gran movimiento armado de América Latina.
En el país quedaría operando el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aunque el gobierno de Santos también busca negociar la paz con ese grupo rebelde.
Pese a los esfuerzos de las FARC y la administración de Santos la reconciliación entre los colombianos parece compleja tras un enfrentamiento que dejó más de 220.000 muertos, miles de desaparecidos y millones de campesinos desplazados a las ciudades desde que se iniciaron las hostilidades en 1964.
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