Río de Janeiro.— Luiz Inácio Lula da Silva, el hombre que en 2003 cambió la política brasileña y fijó las nuevas reglas de juego, aparece hoy como el favorito en intención de voto, según una encuesta reciente de Datafolha, que dice que 23% de los consultados lo votaría si las elecciones presidenciales fueran ahora.

Lula dejó el gobierno en 2011 y actualmente se encuentra procesado por una presunta obstrucción contra las investigaciones de la operación Lava Jato, que indaga el lavado de dinero de más de 10 mil millones de reales (equivalentes a más de 3 mil millones de dólares).

Cuando era un presidente aclamado, Lula dirigió un crecimiento de la economía a un ritmo de 4%, con cifras de desempleo menores a 6%. Además, en sus dos mandatos se canceló la deuda del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero con el PT manchado por el fracaso del segundo gobierno de Dilma Rousseff, otras dos figuras vienen imponiéndose: Marina Silva, antigua ministra de Medio Ambiente de Lula, ahora en el partido Rede Sustentabilidade; y Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Silva sostiene posiciones progresistas, siempre con un punto de vista ambientalista, y fue candidata a la presidencia en 2010 y también en 2014, cuando quedó tercera con 21%. Según una encuesta reciente de Instituto Paraná Pesquisas, es la primera, en una lista de seis políticos, a quien los brasileños invitarían a almorzar a su casa. La semana pasada, Silva dijo sobre el impeachment: “Hubo un crimen de responsabilidad. La Constitución asegura que un gobernante puede ser depuesto y esta es la realidad”.

Aécio Neves, un conservador de centro que se convirtió en los últimos años en el jefe de la oposición al PT, también fue candidato en 2014. Aquella vez quedó en el segundo lugar con 33.6% de los votos, en la primera vuelta, y 48.3%, en la segunda. Como un 60% de los congresistas brasileños, está acusado de corrupción.

Hay otros políticos que vienen sumando votos, como Jair Bolsonario, un diputado con posición promilitar y antigay. Es el máximo referente de la derecha brasileña con 8% de apoyo. La gran pregunta es por el destino del Partido de los Trabajadores. “Prever el futuro del PT es difícil”, dijo Henrique Soares, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. “Lo que puede pasar es que el PT se mueva hacia el centro y que atraviese esta gran crisis echando mano de su aparato político y de sus electores más fieles. Para recuperar el protagonismo perdido deberá buscar un recambio de los nombres que rodean a Lula”, explicó.

“Brasil es un país muy presidencial y el mandatario Temer será un actor clave del desarrollo a futuro”, dijo el sociólogo Brasilio Sallum Jr. a EL UNIVERSAL. “Para el futuro cercano: después del impeachment habrá probablemente una gran dosis de agitación y escándalo en función de la investigación en Petrobras. Varios políticos de todos los partidos serán acusados”, alertó.

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