Mientras todo el mundo miraba hacia los fastos de Río de Janeiro, el pasado fin de semana dos modestísimos equipos andaluces de futbol estrenaban su temporada. El Algeciras se impuso con un severo 5-1 al San Bernardo. Pero la noticia no estuvo en la goleada, sino en el árbitro: Jesús Tomillero, el primer colegiado públicamente homosexual de España, que volvía a los campos tras su retirada debido a acoso homófobo.
Tomillero, un camarero de 21 años que lleva una década arbitrando en categorías de aficionados, se dio a conocer en marzo. “Fue una situación muy desagradable. Imagina el momento”, pide en una conversación telefónica desde La Línea, un pueblo de la deprimida provincia de Cádiz.
Habla del día en que se plantó contra los insultos homófobos del utillero de un equipo y de las piedras que luego lanzaron varios jugadores contra su vestuario. Entristecido tras el partido, anunció su homosexualidad en Facebook. “Tuve que ser valiente y decir: ‘si no lo admite nadie, yo seré el primero’”, cuenta. Pero a partir de ese momento, todo fue más difícil. No encontró apoyo de las gradas ni de la federación de árbitros. Tomillero recuerda a madres que en partidos infantiles le preguntaban si llevaba ropa interior femenina. “Al verme, los clubes decían cosas como ‘mira, el árbitro maricón’”, recuerda.
Hasta que en un partido juvenil, entre el Recreativo Portuense y el San Fernando Club Deportivo Isleño, se plantó definitivamente. Pitó un penalti y un espectador comenzó a gritarle: “Maricón de mierda”, entre las risas y los aplausos del público. Tomillero pidió a la policía que identificara al hombre y lo denunció después.
Pero ni siquiera en su casa lograba olvidar las carcajadas de las gradas. Se vio incapaz de soportar más humillaciones y anunció que dejaba el arbitraje. “Los primeros días fueron de muchas tristeza, pero luego comprendí que no era justo que lo dejara. Necesito estar en activo, por mí y porque no les puedo dar el gusto a los homófobos”, dice.
A su vuelta a los campos, este verano, han contribuido los mensajes de apoyo de políticos y deportistas. “He recibido correos del Sevilla, tuits de Iker Casillas...”, enumera. Desde entonces, este joven humilde, quien nunca había viajado fuera de su región, se ha acostumbrado a participar en debates de televisión en Madrid y en encuentros en el Parlamento Europeo sobre discriminación en el deporte. Pero sobre todo ha creado la asociación Roja Directa a la Homofobia, dedicada a ayudar a los que sufren vejaciones en las canchas y los vestuarios.
A partir de ahora Tomillero volverá a pitar regularmente. El 10 de octubre tiene el juicio contra el hombre al que denunció, y le gustaría que ese fuera el último mal trago. “Espero que esta temporada sea tranquila”, dice.
Asegura que conoce a árbitros homosexuales en Primera División que tienen miedo a reconocerlo. En su opinión, pese a que la legislación española esté muy avanzada en el reconocimiento de los derechos homosexuales, en algunos sectores sociales sigue siendo un tabú.
Tomillero ha dado pie a varias polémicas, como cuando anunció que en el conservador Partido Popular (en el que milita) abundaban los homosexuales. También ha criticado los ataques homófobos contra jugadores como Cristiano Ronaldo. El árbitro cree que la estrella portuguesa ni siquiera es homosexual, pero su pregunta es: “Y si lo fuera, ¿cuál sería la diferencia?”.