El mensaje de los republicanos no entra en Connecticut desde que George H.W. Bush ganó el estado en 1988, pero eso no parece importarle a Donald Trump, quien se comprometió a luchar por el feudo demócrata.
"Estoy haciendo una gran apuesta por Connecticut. Normalmente, el partido no la haría", dijo el candidato republicano a la presidencia durante un acto de campaña el sábado por la tarde en un gimnasio de Fairfield. "Me encanta Connecticut. He vivido en Connecticut. Tengo muchos amigos en Connecticut", agregó.
Sin embargo, la presencia de Trump en Connecticut llamó la atención a muchos republicanos, nerviosos por el descenso del empresario en las encuestas en varios estados clave y ciertos campos de batalla importantes, incluso en zonas tradicionalmente republicanas.
La adinerada costa sur de Connecticut, con gente que viene desde los suburbios de la ciudad de Nueva York, es desde hace tiempo un terreno propicio para recaudar fondos y Trump celebró un acto de este tipo en las cercanías antes del acto de campaña del sábado, pero es raro que un republicano haga campaña en el estado. Muchos partidarios de Trump entre el público en Fairfield estaban contentos de que lo haya hecho.
"Nunca se sabe algo a menos que lo intente. La gente quiere un cambio, incluso en Connecticut", opinó Ray Ramaglia, de 57 años, de Trumbull, Connecticut.
Otros dijeron que los recursos del candidato debieron aprovecharse de otra forma.
"Estoy contento de que esté aquí porque es muy bueno verlo, pero tal vez debería estar en Ohio", dijo Francisco Limbos, de 56 años, un residente de Kent, Connecticut.
Trump ha insinuado repetidamente que competirá en estados tradicionalmente demócratas, pero antes de su acto en Connecticut sus esfuerzos han sido mínimos: se presentó en Maine, canceló un mitin en el norte del estado de Nueva York y ha restringido en gran medida su campaña a estados clave tradicionales, como Ohio, Florida y Virginia.
No obstante, su equipo aún tiene que evaluar si vale la pena luchar en estados tradicionalmente demócratas como Oregon y Washington, así como campos de batalla que han pasado al campo demócrata en los últimos ciclos, como Pensilvania y Michigan.
pmba