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Washington.— La muerte de dos afroestadounidenses a manos de la policía en dos días consecutivos despertó la ira racial en Estados Unidos y protestas multitudinarias en las principales ciudades del país. Una de ellas, en Dallas, terminó con al menos cuatro agentes muertos y siete más heridos de bala por dos francotiradores que actuaron al concluir la manifestación.
Los agresores dispararon contra 11 policías desde posiciones elevadas durante la protesta en Dallas, informaron anoche las autoridades. De los heridos, tres están en condición “crítica”; otros dos fueron operados. También habría un civil herido, según la prensa. El jefe policial David Brown dijo que el actuar de los francotiradores tuvo todo el estilo de “una emboscada”.
Uno de los presuntos agresores —afroestadounidense— se encuentra ya bajo custodia, tras ser acorralado por oficiales, que aseguraron un paquete “sospechoso”. Otro sujeto, descrito como “persona de interés”, se entregó a las autoridades.
La agresión ocurrió en un día de furia entre la comunidad afroestadounidense, con miles de personas manifestándose en Nueva York, Washington, Los Ángeles y Chicago en contra de la brutalidad policial. El acto más masivo se registró en Nueva York, donde una multitud ocupó la céntrica plaza de Times Square y sus aledaños al grito de “Las vidas negras importan” y “Manos arriba, no disparen”, portando carteles en los que podían leerse consignas como “Paren a la Policía, la brutalidad y los asesinatos”.
En Washington, la capital, los manifestantes se concentraron ante la Casa Blanca y desde allí marcharon hasta el Capitolio, donde se saltaron el cordón de seguridad policial y llegaron hasta las escalinatas del edificio que alberga el poder legislativo de Estados Unidos.
Allí les recibió el representante demócrata por Georgia e histórico activista negro por los derechos civiles John Lewis, acompañado de otros legisladores, en su mayoría también negros.
En Los Ángeles, la segunda mayor ciudad del país, los manifestantes se enfrentaron verbalmente con la policía cuando ésta les impidió bloquear la calle, y en Chicago, la tercera, cortaron todos los carriles en sentido sur de una de las principales autopistas que atraviesan la ciudad.
Las protestas se desataron tras difundirse en Facebook, en vivo, el asesinato de Philando Castile, de 32 años, baleado en su vehículo por un oficial en Falcon Heights, en Minnesota.
Cuatro quejas previas. El video fue grabado por Diamond Reynolds, novia de Castile, quien viajaba con él y con su hija de cuatro años cuando dos agentes —de quienes anoche se informó tienen en su haber cuatro quejas por “uso excesivo de fuerza” contra afroestadounidenses— les ordenaron detenerse tras detectar que una luz trasera del auto estaba rota.
Diamond explicó que cuando Castile, de 32 años y quien trabajaba como responsable de comedor en un colegio público de Falcon Heights, se detuvo, la noche del miércoles, los agentes le exigieron mostrar su identificación. Entonces él empezó a buscarla y fue cuando recibió entre cuatro y cinco balazos mortales. Después de eso ella comenzó a grabar y a transmitir en directo lo que ocurría a través de Facebook. El video se hizo viral.
Son casi 10 minutos de agonía en los que se muestran imágenes explícitas de Castile moribundo y el agente policial nervioso por el suceso, mientras Reynolds, sin aparentemente perder la calma, cuenta a detalle lo sucedido.
“No me diga que ha muerto”. “Por favor, agente, no me diga que ha muerto. No me diga que mi novio se ha ido así”, solloza la mujer. De pronto se escucha la voz de la niña de cuatro años, quien iba en el asiento de atrás. Diamond asegura que Castile portaba un arma, para lo cual tenía permiso, y que así se lo informó al agente. La policía alegó, según versiones de prensa, que pidió a Castile mantener las manos en alto, orden que él no obedeció.
Pero la novia rechaza esta versión y afirma que Philando “sólo hizo lo que nos pidió el agente, que fue levantar las manos y entregar su licencia y registro”. La madre de Castile dijo en entrevista con CNN que cree que nunca se sabrá la verdad sobre la muerte de su hijo, a quien describió como “un ángel” y que considera que “sólo fue un negro en el lugar equivocado”.
El Departamento de Justicia se hará cargo de la investigación criminal, al igual que hará con el otro suceso de violencia racial ocurrido el martes, cuando perdió la vida Alton Sterling, padre de cinco hijos que vendía CDs de forma ambulante en la capital de Louisiana, Baton Rouge, y quien tras un altercado con dos policías blancos fue baleado a quemarropa por uno de ellos mientras estaba tendido en el suelo. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) abrió su propia indagatoria sobre la muerte de Sterling, que quedó grabada con la cámara de un teléfono móvil.
Si bien la muerte de afroestadounidenses a manos de la policía “no es un fenómeno nuevo”, Antonio Ginatta, director de incidencias de Human Rights Watch (HRW), destacó en declaraciones EL UNIVERSAL que la grabación de videos de esos casos sí lo es.
Los videos de estos incidentes difundidos en las redes sociales y la televisión desde los casos de Michael Brown en Ferguson o de Walter Scott en Carolina del Sur, se han vuelto virales. “Si hay algún beneficio de todas las grabaciones en video, es que deberían al menos hacer que los agentes de seguridad pensaran dos veces antes de tomar una decisión impulsiva,” añadió el experto de HRW, quien vaticinó que los afroestadounidenses reaccionarían “con dolor e ira”, como quedó demostrado anoche.