Washington.— El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer, por segunda vez en menos de un año, un reajuste a sus planes militares con respecto a Afganistán. La situación de seguridad en el país asiático “sigue siendo precaria”, por lo que mantendrá a 8 mil 400 militares estadounidenses allí hasta el final de su mandato —enero de 2017— y el retiro de tropas definitivo tendrá que esperar a las decisiones de quien lo sustituya en el cargo.
En octubre, Obama había anunciado que a fines de este año sólo quedarían 5 mil 500 tropas en territorio afgano, todas con la misión de entrenar los cuerpos de seguridad locales y, en ocasiones puntuales, realizar acciones antiterroristas. Sin embargo, las fuerzas afganas todavía no están tan fuertes como desearía y, según dijo el mandatario, “los talibán siguen siendo una amenaza. Han ganado terreno en algunos lugares”, por lo que tuvo que frenar el ritmo del repliegue.
Poco avance se ha conseguido desde finales de 2014, cuando se anunció el fin de la operación militar estadounidense. “La situación en Afganistán es mucho más precaria de lo que cualquiera quisiera y las fuerzas de seguridad afganas continúan plagadas de desertores; falta de inteligencia, capacidad de vigilancia y logística y corrupción,” explica a EL UNIVERSAL Michael Werz, analista en seguridad del Center for American Progress.
Gordon Adams, experto en políticas de Defensa del Stimson Center, considera que mantener más efectivos más tiempo “cambiará muy poco sobre el terreno” y que la clave para la estabilidad y la seguridad es “la capacidad de la policía y el ejército afganos.” Y eso, en su opinión, no ha mejorado mucho en los últimos cuatro años. El presidente afgano, Ashraf Gani, celebró el anuncio de Obama.