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En espera de que se abra la negociación por el 'brexit', los jefes de la diplomacia de Francia y Reino Unido se reunieron hoy en París con la intención de subrayar que no habrá ruptura entre ambos países, que por el contrario quieren reforzar su cooperación bilateral y en las principales crisis internacionales.
El ministro británico, Boris Johnson, se esforzó en transmitir ese mensaje con una declaración en un francés fluido junto a su homólogo, Jean-Marc Ayrault, que resumió en su frase final.
"Aunque el Reino Unido ha votado su salida de la Unión Europea, no nos vamos de Europa", sino que "vamos a estar lo más cerca posible de nuestros aliados, y muy particularmente de Francia", señaló Johnson, que añadió que en esta su primera visita desde que está en el cargo en París junto a Ayrault habían aprovechado para "desarrollar una relación de cooperación estrecha".
Había empezado su discurso señalando que "nuestras dos naciones tienen una relación única que remonta a varios siglos y que es ahora más importante".
En ningún momento habló de la notificación formal a la UE de la decisión del 'brexit' -que marcará el lanzamiento de las negociaciones con los otros 27 países miembros-, que la primera ministra, Theresa May, ha advertido que no se formalizará hasta finales de año, pese a que Francia y otros países europeos querrían que fuera lo más pronto posible para acabar con la incertidumbre.
Ayrault, sobre ese aspecto, se limitó a señalar que Francia respetará el voto de los británicos del pasado 23 de junio para abandonar la Unión y que entiende "perfectamente" que el gobierno británico necesita tiempo para definir su posición.
Pero también señaló que ahora hay que "sacar todas las consecuencias en términos de organización", y que eso se tiene que hacer de forma "coordinada", "eficaz", "sincera", "equitativa" y con garantías de que la UE preserva "sus concepciones y su funcionamiento".
El ministro francés dejó de lado su animadversión por Boris Johnson, al que no había dudado de tratar de mentiroso al día siguiente de su nombramiento por la actitud que había tenido durante la campaña para el referéndum del 23 de junio, para hacer hincapié en los puntos de coincidencia entre los dos países, empezando por la lucha contra el terrorismo yihadista y por el conflicto sirio.
Ayrault, que agradeció "el mensaje de solidaridad y de apoyo" que Francia recibió de Johnson el pasado 15 de julio, un día después del atentado de Niza, y hoy por el ataque a una iglesia de Normandía este martes, señaló que París y Londres están "comprometidos en esta lucha implacable contra el terrorismo del Dáesh".
Hizo notar que los dos países están asociados en la coalición internacional que lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak y que quieren "reforzar" esa acción.
En una línea paralela, los dos ministros condenaron el cerco impuesto por las fuerzas del presidente sirio, Bachar el Asad, y por sus aliados a la ciudad de Alepo, que está provocando consecuencias "desastrosas" para los 300 mil habitantes que siguen allí, en particular con los bombardeos de civiles e instalaciones médicas.
Advirtieron de que ese asedio "hace imposible un restablecimiento de las negociaciones de paz" y consideraron que "sólo Rusia", el gran aliado de Asad, tiene capacidad para convencer a su régimen para poner fin a la guerra y volver a la mesa de negociaciones.
De hecho, las prioridades de París y Londres para atajar la guerra que desangra Siria es restablecer la tregua, llevar ayuda humanitaria a todos los lugares donde es necesaria, la apertura de negociaciones y "crear las condiciones para una transición creíble".
En el terreno bilateral, los dos ministros se refirieron a la espinosa cuestión del control de la frontera común en el Canal de la Mancha y de la inmigración irregular.
Johnson recordó que los dos países están comprometidos por los acuerdos de Le Touquet, que están al margen de la Unión Europea, y dijo apreciar la "estrecha colaboración".
Ayrault, por su parte, indicó que Francia ha estado trabajando de forma intensiva en los últimos días para que no se vuelvan a repetir las colas kilométricas de vehículos que se han acumulado en suelo británico para los que querían entrar en Francia por el endurecimiento de los controles policiales.
bga