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Bagdad.— Al menos 21 personas murieron y 35 resultaron heridas ayer en un atentado suicida perpetrado en un puesto de control a la entrada del distrito chiíta de Kadhimiya, en el norte de Bagdad. El ataque fue atribuido por el Estado Islámico (EI).
Un atacante suicida hizo estallar el cinturón de explosivos que llevaba adheridos a su cuerpo, causando también destrozos a varios vehículos y edificios cercanos, de acuerdo con información de la agencia Iraqi News.
A través de la agencia de noticas Amaq, vinculada con el grupo yihadista, el EI reveló que uno de “sus soldados”, identificado como Abu Tirab al Iraqui, llevó a cabo la acción contra un grupo de miembros del ejército y la milicia gubernamental Multitud Popular.
Según el grupo extremista, en la agresión fallecieron y fueron heridos más de 50 uniformados en la plaza de Aden, en la zona de Kadhimiya.
Otros tres civiles murieron y 11 más resultaron lesionados durante la explosión de una bomba en un mercado al aire libre en el suburbio de Abu Ghraib, en el oeste de Bagdad, indicó otro agente de policía.
Dos funcionarios médicos confirmaron el saldo fatal. Todos hablaron bajo condición de anonimato debido a que no estaban autorizados a difundir información a la prensa.
Las fuerzas de seguridad y las zonas públicas, especialmente en los vecindarios chiítas, son algunos de los objetivos más frecuentes del grupo extremista, que controla áreas clave, especialmente en el norte y oeste de Irak.
Desde finales del año pasado, el EI ha sufrido una serie de pérdidas territoriales, la más reciente el mes pasado en Faluya, en donde fuerzas iraquíes los expulsaron luego de ocupar la ciudad durante más de dos años. Sin embargo, los extremistas siguen realizando ataques casi a diario dentro y alrededor de Bagdad, así como atentados más complejos en otros países.
La capital iraquí vive en estado de alerta tras el atentado del pasado 3 de julio —reivindicado también por el EI— en Al Karrada, que causó la muerte a unas 292 personas, en el peor ataque desde 2003. El país es azotado por una nueva ola de violencia desde que el EI tomó el control de varias partes de las regiones septentrional y occidental del país en junio de 2014.
El Estado Isámico surgió en 2003 como una rama de la red Al-Qaeda, aunque después se separó y ha tomado el control de amplias zonas de Siria e Irak, en donde en junio de 2014 estableció un califato.