Más Información
Madrid.— Una de las consecuencias más devastadoras del ataque en Niza fue que decenas de los muertos o heridos son niños que habían ido a ver los fuegos artificiales por el Día de la Bastilla.
La cifra de las víctimas del ataque es de 84 muertos y 202 heridos, de los cuales 50 están en estado crítico. Entre los fallecidos hay 10 menores. El hospital infantil de la ciudad atendió a 50 menores y adolescentes después del ataque del jueves en la noche, incluyendo a dos que murieron en cirugía. Cinco permanecían en condición crítica el viernes en la noche, de acuerdo con Stephanie Simpson, directora de comunicaciones del hospital Lenval Foundation. “Algunos todavía están entre la vida y la muerte”, agregó.
Entre los que se aferran a la vida está Sherine, de 13 años. Su prima Malika Zenatti, de 38 años, relató desde el hospital que el gemelo de la niña, Mehdi, falleció por el impacto del vehículo. “Fue aplastado”, dijo Zenatti en medio de lágrimas, sentada en una pequeña silla de color brillante dentro de una sala de espera decorada de forma infantil, rodeada de juegos y libros de historietas. “Lo identificaron por su camiseta. Estaba irreconocible”.
Sherine y Mehdi celebraban la fiesta nacional de Francia junto con su madre Bouchra, de 40 años, y su tía, a quien Zenatti identificó como Tata, tía en francés. Sherine sobrevivió a pesar de sus graves lesiones.
El fiscal general de Francia, François Molins, aseguró que la acción “se corresponde con los llamamientos” que lanzan los grupos islamistas y que ésa será la principal pista que sigan los oficiales.
La policía confirmó ayer que el autor de la masacre es un francés de origen tunecino de 31 años llamado Mohamed Lahouaiej Bouhlel.
El sospechoso no estaba en la lista de sospechosos de terrorismo. A pesar de ello, el fiscal general de Francia, François Molins, aseguró que la acción “se corresponde con los llamamientos” que lanzan los grupos islamistas y que ésa será la principal pista que siga la policía. Los agentes registraron el domicilio de Lahouaiej Bouhlel, que murió por los disparos policiales durante el ataque. Residía en Niza.
Durante el día se vivieron momentos de gran dolor en las puertas del hospital Pasteur, informa Le Figaro. Entre las víctimas hay al menos 13 extranjeros, ninguno de nacionalidad mexicana. “El camión de la muerte llegó a estar a unos metros de mí y no me di cuenta. Vi cuerpos que salían volando como bolos”, escribió el periodista del periódico Nice Matin Damien Allemand en un relato en primera persona.
Otro testimonio que tuvo ayer gran impacto fue el del hijo de una de las víctimas, Fátima Charrihi, una francesa de origen musulmán madre de siete niños. “Vestía velo y seguía un islam moderado. Verdadero islam, no el de los terroristas”, recogió L’Express .
La fecha elegida para el ataque de Niza, la fiesta nacional francesa el 14 de julio, día de la toma de la Bastilla, tiene gran simbolismo. Además de festejar los valores laicos y republicanos, ese día se homenajea a las fuerzas armadas, desplazadas ahora en África y Medio Oriente en operaciones contra el yihadismo. En otoño reforzará la zona la presencia del portaaviones Charles de Gaulle, buque insignia de la flota francesa.
Tras una mañana dedicada a reuniones del gabinete de urgencia, el presidente francés, François Holande, se trasladó a Niza y anunció que continuará siendo implacable en la lucha contra el terrorismo. “Intensificaremos nuestros ataques en Siria e Irak. Seguiremos a los que nos amenazan”, aseguró.
Barack Obama, mandatario estadounidense, ofreció ayuda a Hollande para indagar el atentado. El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, se reunió en Washington con el embajador francés en Estados Unidos, Gérard Araud, para darles sus condolencias y poner a su disposición todos los recursos de su departamento, indicó en su cuenta de Twitter Todd Breasseale, uno de los asesores de Johnson. Un día después del ataque, la policía arrestó a un hombre armado con un machete en el mismo lugar donde el chofer envistió contra la gente en el Paseo de los Ingleses.
