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Caracas.— En el zoológico de Caricuao, ubicado en la capital de Venezuela, los animales mueren de hambre por falta de una alimentación equilibrada; algunos yacen débiles y apenas se mueven con desgano, pues sólo comen auyama (calabaza) y mango.
La elefanta Ruperta deja al descubierto la deshidratación en su piel marchita por los rayos del sol y la debilidad por no alimentarse.
El lugar donde se encuentra está seco y ni siquiera hay monte para que coma. A duras penas camina y alza la trompa.
Más allá, el león, casi sin aliento, está con la mirada perdida, no puede sostenerse en pie.
Pero, además, la insalubridad hace compañía a las especies. Lagos y estanques donde están patos, caimanes y tortugas tienen bolsas y envases plásticos flotando, el agua está verde y mohosa; las demás áreas están deterioradas y sin grama.
Marlene Sifontes, secretaria de Inparques, dijo que a la danta (tapir) macho que murió el 5 de julio se le estaba suministrando la mitad de la dosis de alimentación que requería; sólo le daban auyama.
Agregó que el personal que alimentaba al animal —que está en vías de extinción— no está calificado para la nutrición animal.
Por problemas de alimentación e han muerto más de 50 animales en el zoológico de Caricuao, entre báquiros, conejos, dantas, puercoespines y cochinos vietnamitas.
Además, la funcionaria denunció el robo de ocho cochinos.
El coordinador del zoológico no aceptó dar declaraciones hasta que la directora de comunicaciones del Ministerio de Ecosocialismo, Rosari Canelones, le diera la orden.