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El peso del tránsito de un barco por el Canal de Panamá recae en un puñado de hombres y mujeres que son quienes, con una sensible labor de precisión, realmente conducen a las naves por la vía acuática. Y ante la ampliación, hay alertas y focos rojos encendidos.
El panameño Iván de la Guardia, secretario general de la Unión de Capitanes y Oficiales de Cubierta, afirma, en entrevista con EL UNIVERSAL, que aunque hoy se inician las tareas del canal ampliado, hay amenazas que deben ser atendidas. La estatal Autoridad del Canal de Panamá (ACP), que administra el paso marítimo, no respondió a las consultas de este diario sobre el tema.
¿Cuáles son los fallos que ustedes señalan?
—Hay riesgo con remolcadores y con el mal adiestramiento. El entrenamiento para los capitanes de remolcador se ha quedado bastante corto y ya es un poco tarde para lo que vamos a enfrentar, que es una operación completamente diferente. Si hablamos de entrenamiento correcto, el sentir de nosotros es que los capitanes no están debidamente entrenados. Si el objetivo final es entrenar a todos, estamos bastante tarde.
¿Y las dudas sobre el equipo?
—Esa es otra parte de la situación inadecuada, como el problema con los remolcadores. Empezando por el número, es insuficiente para cumplir con las operaciones del canal ampliado. Hay problemas de mantenimiento y de calidad de algunos de estos equipos.
¿Qué ha dicho la ACP?
—Es muy difícil para ellos aceptar en estos momentos que estos problemas se están dando. Siempre hemos querido participar en las compras de estos equipos, con nuestra opinión. No lo hemos logrado. Se compra lo que la ACP decide que hay que comprar. Un caso clásico de las peores compras que se ha hecho es la de unos remolcadores chinos, de primera y segunda generación. Cada uno costó siete millones de dólares. Por más que la ACP diga que ya los arreglaron, estos remolcadores son un peligro. Lo barato sale caro.