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natalia.gomez@eluniversal.com.mx
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Javier Nava Coria, sobreviviente mexicano de la masacre del bar gay de Pulse en Orlando, anhela ver a su hijo y a su madre. Desde que dejó México, hace 13 años no los ha abrazado y hoy, luego de haber vuelto a nacer, los necesita.
Para conseguirlo, el cónsul de México en Orlando Juan Sabines iniciará este día los trámites para la obtención de las visas humanitarias requeridas para el connacional, quien de acuerdo con los reportes médicos, podría ser dado de alta hoy.
“Estoy seguro que a él le hace falta ver a su hijo y a su mamá, no los ve hace 13 años”, dijo Adrián López de ascendencia cubana, amigo desde hace dos años de Javier y con quien el domingo pasado se encontraba en el bar Pulse, donde ocurrió el tiroteo.
Adrián habla con EL UNIVERSAL y cuenta lo ocurrido a su amigo, quien recibió un disparo de bala, la cual se alojó en su abdomen pero quedó entre la piel y el músculo, lo que indica que se encuentra fuera de peligro. Recuerda que el domingo pasado se encontraban en la pista de baile a punto de pedir unos tragos cuando se empezaron a escuchar las detonaciones.
“Yo pensé que era alguien que hacía una broma pesada con fuegos pirotécnicos, pero empecé a ver cómo caían los cuerpos y de manera instintiva me lancé al suelo y sólo sentí cómo un cuerpo de una persona acribillada caía sobre mí. Pensé en hacerme el muerto pero vi que el atacante no dejaba de disparar a las personas que ya estaban en el piso sin vida, y me dije: ‘Adrián, si no te mueves te vas a quedar aquí’. Me levanté y salí por una reja de madera”, cuenta.
En ese momento no sabía dónde había quedado Javier, estaba en shock. Cuando logró escapar, de manera inmediata intentó volver por sus amigos pero las detonaciones seguían y había charcos de sangre por todos lados.
“Mi esperanza estaba disminuyendo de encontrar a mis amigos con vida, estaba esperando que salieran por la puerta de la discoteca. Vi que entraron los policías y que salieron cargando varios cuerpos, ahí fue que reconocí a Javier, a quien inmediatamente lo llevaron al hospital más cercano. Me quedé esperando a mis otros amigos pero nadie salía”, comentó llorando.
Adrián cuenta que acudieron al bar gay Pulse en un grupo de ocho personas entre las que se encontraba Javier, un chico de 33 años que trabaja en un restaurante en Florida y originario de la Ciudad de México.
La noche del ataque, estaban festejando en una noche latina. Una vez que pudo hablar con Javier en el hospital se enteró cómo hizo éste para sobrevivir. También se tiró al suelo, pero al intentar pararse para escapar recibió un balazo en el abdomen bajo en la parte derecha.
“Tenía una puerta cercana que daba a unas escaleras y pensó que iban al techo, subió y se escondió con otras cinco personas más, ahí se quedaron hasta que la policía pudo entrar por ellos”, recuerda Adrián.
La madrugada del domingo murieron 49 personas, entre ellas cuatro mexicanos y 53 resultaron heridas.
Ayer, el cónsul Juan Sabines visitó dos veces a Javier en el hospital para dar seguimiento al ofrecimiento del trámite de la visa U de asistencia humanitaria al mexicano.
La Cancillería mexicana tiene previsto además, hacer un homenaje en las instalaciones consulares a los cuatro asesinados, cubrir todos los gastos de funerales y tramitar visas especiales para sus familiares que requieran.