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Orlando.— En Pulse nadie entendía lo que estaba ocurriendo. En medio de la música y la semipenumbra de la iluminación del club pocos entendieron que las explosiones venían de un arma y no de los altavoces. ”Era un bang, bang, bang, uno detrás del otro. Duró tanto como una canción”, contó Christopher Hansen, quien estaba presente en el momento del ataque perpetrado por Omar Mateen.
“Cuando miré me di cuenta que no era nada más una canción, había cuerpos cayendo”.
“El muchacho que estaba cerca de mí recibió un balazo y ahí fue cuando me di cuenta que tenía que salir corriendo del lugar”, dijo también Hansen a la cadena CNN, para concluir: “Es como si estuviera en un campo de tiro (...). Después todo lo que vi fue gente corriendo y gritando... había cuerpos tirados en el estacionamiento”.
Tampoco Rosie Feba se tomó al principio en serio cuando su novia le dijo: “Alguien está disparando”. Hasta que vio al desconocido con el arma. Las dos mujeres corrieron, llevándose a un herido que tenía la manga de la camiseta llena de sangre. Mientras, otros marcaban el 911, el número de emergencias en Estados Unidos.
De acuerdo con la página de internet de la ciudad de Orlando, las primeras víctimas identificadas entre los 50 muertos son de origen latino: Edward Sotomayor Jr., Stanley Almodóvar III, Luis Omar Ocasio-Capo y Juan Ramón Guerrero.
Ricardo Negron Almodovar, quien escapó por poco de los disparos, contó en su Facebook: “La gente en la pista de baile y en el bar se tiraban unos sobre otros y algunos de nosotros logramos llegar a la puerta y salir corriendo”.
José Torres, quien trabaja en una tienda de donas abierta las 24 horas en la calle frente al club, relató que “fue algo que no había visto nunca. Vi a mucha gente gritando y llorando. Sencillamente gritando y corriendo como locos”.
El puertorriqueño Emanuel Burgos, de 29 años y estudiante de finanzas, tenía varios amigos que trabajaban en Pulse y desconoce que les ha pasado, pues no ha logrado comunicarse. “Este es un lugar normalmente seguro, todo el mundo es aceptado, y anoche era la noche latina, por lo que muchos jóvenes hispanos de la comunidad LGBT estaban ahí. Como puertorriqueño y latino me siento muy afectado por la situación, porque en ese bar trabajan muchos amigos míos y de hecho mi novia y yo lo visitamos con frecuencia”, dijo Burgos a EFE.
Según Burgos, “es un lugar tranquilo donde la gente va a divertirse y donde todos son aceptados, sin importar raza y condición. En una ciudad segura como Orlando, es inaceptable que esto ocurra”.
Una bailarina del negocio, también de Puerto Rico, de 23 años y que pidió ser identificada sólo como “Michelle” declaró: “Estoy impactada, aún tiemblo... había personas por todos lados, no sé ni cómo pude salir, se escuchaban muchos tiros, como fuegos artificiales. Lo único que pensaba era ‘si estoy con mi novia estoy bien’”.
En frente de los hospitales de la ciudad se congregaron amigos y familiares de los visitantes del club nocturno, muchos de ellos tras ser alarmados por sus seres queridos por teléfono, quienes les contaron prácticamente en directo que había disparos y sangre por todas partes. Entre las que esperaban ayer estaba una madre, cuyo hijo la llamó para decirle. “Me han dado”, sin saber aún si séste había sobrevivido.
Un oficial de la policía que trabajaba como guardia de seguridad en el interior de la discoteca Pulse, el cual opera en el centro de Orlando desde 2004, intercambió disparos con el sospechoso aproximadamente a las dos de la madrugada, dijo la policía.
“Todos salieron de Pulse y siguieron corriendo”, escribió el gerente del club en Facebook cuando aún ocurrían los hechos.
Rápidamente se produjo una situación con rehenes y tres horas más tarde entró en el local un escuadrón policial que abatió mortalmente al atacante.
Durante horas, después de que el agresor abriera fuego, imperó la incertidumbre sobre lo que estaba ocurriendo dentro del lugar. Sin embargo, quedó claro que era algo grave cuando el club colgó un mensaje en su propio Facebook: “Salgan de Pulse y huyan”.
