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Por las atiborradas avenidas del municipio de Sucre, aledaño a Caracas, y en una marcha callejera en la que una mujer apareció con una cadena en su cuello y otra emergió amordazada, retumbó ayer un grito de que en Venezuela hay “censura con dictadura”.
“¡Libertad!”, exigieron los manifestantes en una actividad para recordar el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y denunciar el constante ataque que sufren periodistas y medios venezolanos de comunicación que rechazan plegarse a los designios de la revolución chavista.
Las agresiones a la libertad de expresión denunciadas por organizaciones gremiales y medios son múltiples: desde bloqueo financiero para acceder a papel hasta amenazas y represalias a reporteros y medios de prensa, por destapar las irregularidades del chavismo y cuestionar las políticas del gobierno y de sus estructuras partidistas y estatales paralelas.
Todos esos hechos son solo una parte de las violaciones generales a los derechos humanos en Venezuela atribuidas al régimen chavista instalado en 1999, como la existencia de unos 78 presos políticos, detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza, acoso e intimidación a opositores y violencia de género, entre otros casos.
“Cada día en Venezuela somos más pobres y menos libres”, reprochó la abogada Rosibel Torres, de una red caraqueña de organizaciones vecinales. “Desde hace mucho tiempo en Venezuela no hay estado de derecho”, dijo Torres a EL UNIVERSAL, tras quitarse por unos segundos un pañuelo rojo con el que, en señal de mordaza, desfiló junto a periodistas locales con una pancarta en sus manos en la que se leyó: “Dictadura es silencio y oscurana”.
“Nos tienen en la más absoluta oscuridad”, adujo, al describir el agravamiento general de la crisis en Venezuela en 2016 por los agudos pleitos políticos, sociales y económicos pero también por los cortes de electricidad o apagones a causa de una sequía.
Cerca de ella, Marlene Berroterán, de otra agrupación de la sociedad civil, marchó con un pedazo de tela roja atado a su boca y una gruesa y herrumbrada cadena en sus hombros en torno a su cuello.
“Agoniza la prensa en Venezuela”, se alertó en un cartel junto a la encadenada. Por escasez de papel, 12 medios impresos cerraron de 2013 a enero de 2016.
EL UNIVERSAL solicitó al gobierno de Venezuela una reacción a estas acusaciones, pero sin obtener respuesta.
Al fustigar el pasado fin de semana a un periódico local por una noticia, el Ministerio de Comunicación de Venezuela recordó en su página digital que el presidente Nicolás Maduro “ha denunciado en reiteradas oportunidades que el país está sometido a un ataque sistemático sin precedentes y para ello grandes corporaciones mediáticas de capital nacional e internacional usan la información sesgada y manipulada”.
En este panorama, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde enero anterior, se disponía ayer a abrir un juicio político a Maduro por desacatar un voto de censura que emitió el jueves 28 de abril contra el ministro de Alimentación, Marcos Torres, por un presunto faltante de dinero en esa dependencia.
Deterioro severo
El debate sobre libertad de expresión es un punto de un conflicto mayor.
“A la prensa se le violan sus derechos, pero la violación a los derechos humanos, como el derecho a la vida, es permanente”, acusó Tinedo Guía, presidente del Colegio de Periodistas de Venezuela. El chavismo es culpable de más de 2 mil 850 agresiones diversas y reiteradas a periodistas de 2012 a 2016, declaró Guía a este diario.
Amnistía Internacional (AI), organización global defensora de derechos humanos, aseguró en un informe sobre la situación en Venezuela en 2015 que prosiguieron “las agresiones y la intimidación” a activistas y periodistas.
“Las personas que se oponían políticamente al gobierno afrontaron juicios sin garantías y encarcelamientos. Hubo nuevas denuncias de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y de las fuerzas de seguridad; tal práctica se saldó con decenas de muertes”, narró.