El Gobierno griego empezó hoy con el desalojo del campamento improvisado de Idomeni, del que ha conseguido trasladar durante la jornada a 2.031 refugiados en 42 autobuses que les llevaron a centros de acogida organizados en el norte del país.
La operación de reubicación de migrantes de Idomeni, símbolo del fracaso de la política migratoria de Europa, que tras el cierre de las fronteras llegó a albergar a más de 12 mil refugiados, ha transcurrido sin incidentes, según la Policía, y continuará mañana.
En los últimos días ya habían sido trasladadas a estructuras organizadas unas 2.500 personas.
A las seis de la mañana de hoy, y con apoyo de unos 400 efectivos policiales, empezaron a salir los primeros autocares con refugiados, que fueron separados previamente por nacionalidades y por etnias para ser llevados a campos diferentes.
La policía había obligado ya por la noche a los medios y a los voluntarios que se encontraban en el lugar a abandonar el campamento, y tan solo permitieron a la cadena de televisión pública ERT y a la agencia de noticias griega AMNA permanecer allí para informar sobre el curso del desalojo.
"No hay un objetivo fijo de traslados para cada día, la meta es llevarse a un máximo posible todos los días", dijo un portavoz de la Policía.
Los traslados de hoy se hicieron a instalaciones en Sindos y Derveni, ambos en las cercanías de Salónica, en el norte de Grecia.
Se trata de dos de los siete nuevos centros de acogida que ha preparado o está ultimando el Gobierno con vistas a dar cabida a todos los refugiados de Idomeni, que a primeras horas de la mañana todavía acogía a cerca de 8.500 personas.
En los centros nuevos hay una capacidad de acogida total para más de 8.000 personas.
"Parece que la gente está aliviada con la evacuación", señaló a Efe la portavoz de Médicos Sin Fronteras en Idomeni, Vicky Markolefa, quien explicó que las autoridades pidieron a la ONG reducir su presencia en el campamento, por lo que en estos momentos tan solo quedan ocho voluntarios en la clínica de campaña que tienen establecida allí.
Idomeni se había convertido en los últimos meses en el destino final de los miles de migrantes y refugiados que llegaron a Grecia de tránsito hacia el norte de Europa.
El 9 de marzo las fronteras quedaron selladas a cal y canto, pero ya el pasado noviembre, la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) había empezado a hacer una criba diferenciando entre los que calificaba de antemano como migrantes económicos, por ejemplo paquistaníes, iraníes o magrebíes, de los que en ese momento eran considerados como refugiados, es decir, sirios, iraquíes y afganos.
En los meses posteriores fue limitando cada vez más la entrada, excluyendo a afganos primero, y a todos los que no tuvieran los papeles en regla, incluidos sirios, en los días que precedieron al cierre definitivo.
ae