Ginebra.— El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, llegó ayer a Ginebra con el objetivo de tratar de salvar el cese de hostilidades vigente en Siria desde el pasado 27 de febrero y relanzar las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU.
Pese a ello, el jefe de la diplomacia estadounidense no se reunirá con ninguna de las partes beligerantes, ni tampoco con Rusia, principal garante del régimen de Bashar al-Assad.
El gobierno sirio acusa reiteradamente a los grupos rebeldes de no representar los intereses del pueblo, sino de ser un mero títere de Riad.
La situación no podría ser más urgente, con el cese de las hostilidades en vigor pendiendo de un hilo tras la ofensiva militar del ejército en Aleppo —la principal ciudad del norte del país— y la consecuente respuesta de los grupos armados que ha dejado un reguero de muerte y desolación.
Kerry compartió su preocupación por el deterioro de la situación y por su convicción de que es el régimen y no los grupos terroristas quienes han liderado la ofensiva en Aleppo. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que contabiliza las víctimas de la contienda, en la última semana la ola de violencia se ha cobrado las vidas de al menos 244 personas. En un intento de salvar la frágil tregua, Rusia y Estados Unidos acordaron el viernes un alto el fuego en Latakia y Guta Oriental. Además, Washington pidió a Moscú que presionara al régimen para lograr congelar los combates en Aleppo. Rusia anunció que estaba negociando para que eso ocurriera.