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La actividad de los seres humanos ha provocado temblores en todo Texas desde hace casi 100 años, mucho antes de que se usara la técnica del “fracking” para la explotación de gas y petróleo, reveló hoy una investigación.
“El público piensa que éstos (los temblores) se iniciaron en 2008 (con el “fracking”), pero nada podría estar más lejos de la verdad", dijo Cliff Frohlich, director del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas en Austin y autor principal de la investigación.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Texas en Austin y la Universidad Metodista del Sur (SMU), mostró que un examen de datos históricos determinó que un número desproporcionado de terremotos se ha registrado en Texas desde 1925, pese a que la entidad se encuentra fuera de la zona sísmica activa en Estados Unidos.
El estudio, publicado este miércoles en la revista “Seismological Research Letters, concluyó que las actividades asociadas con la producción de petróleo “casi con seguridad” provocaron el 59 por ciento de los sismos en todo Texas entre 1975 y 2015, incluyendo los recientes terremotos en el norte de la entidad.
Otro 28 por ciento fue “posiblemente” provocado por las actividades de petróleo y gas y los científicos consideran que solo el 13 por ciento de los sismos registrados en Texas en las ultimas décadas fueron por causa natural.
Y desde 2008, el uso de la técnica de fracturación hidráulica, conocida como fracking, ha dado lugar a un aumento del 600 por ciento en los terremotos en Texas, según Frohlich.
Sin embargo, el estudio no pudo identificar qué tipo de recurso de la producción es el causa de los sismos.
“Creo que todos estábamos buscando lo que llamo ‘la bala de plata’, suponiendo que podemos encontrar qué tipo de prácticas estaban causando los terremotos inducidos, para asesorar a empresas o reguladores”, explicó Frohlich.
“Pero esa ‘bala de plata’ no está aquí", indicó al referirse al estudio.
Agregó que los terremotos de más de tres grados de magnitud en la escala Richter se han incrementado de uno o dos por año a un escalonamiento de 12 anualmente en promedio.
Este tipo de sismos se producen en su mayoría en las zonas de Texas ubicadas a uno a tres kilómetros de los pozos de eliminación de aguas residuales utilizados durante la producción de gas y petróleo.
Sin embargo, el estudio destaca que ningún sismo de tres grados de magnitud o más ha sido relacionado aún con el proceso real de la fracturación hidráulica en Texas, como ya se ha descubierto en Canadá.
El estudio encontró además que el cambio de las prácticas de extracción han tenido un efecto importante en el tipo de terremotos que se han registrado en los últimos años.
Citó como ejemplo que en el período 1920-1930, cuando se encontraba un campo petrolero, se perforaban cientos de pozos que extraían el petróleo de la tierra lo más rápido, lo que provocaba hundimientos o depresiones.
Más tarde, a partir de 1940 y hasta 1970, estas prácticas se hicieron más “agresivas”: las empresas empezaron a bombear grandes cantidades de agua subterránea, lo que contribuye a un mayor incremento en la actividad sísmica.
En el estudio, Frohlich identificó aún más los diferentes tipos de temblores que ocurren en diferentes partes de Estados Unidos, donde se utiliza la fracturación hidráulica.
Por ejemplo, los terremotos de Texas están directamente relacionados con los pozos de inyección de alta tasa de eliminación de agua, mientras que en Oklahoma las aguas residuales proviene de la extracción de petróleo tradicional y son inyectadas más profundamente en el suelo.
msl