Para los chavistas, el intento de golpe de Estado que Hugo Chávez encabezó sin éxito en contra del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez en 1992, y que le catapultó a la política nacional e internacional, no fue un acto golpista para tumbar a un gobernante electo en las urnas, sino una justa rebelión militar frente al sistema que imperó en Venezuela desde 1958. Bajo ese criterio del oficialismo venezolano, a Chávez —fallecido en 2013— tampoco se le puede definir como golpista.

Pero el chavismo acusa de golpismo a los políticos opuestos a la revolución socialista que a partir de 1999 gobierna en Venezuela y les culpa de que así como intentaron deponer a Chávez en 2002 en otro fallido golpe de Estado, ahora mantienen tácticas golpistas para tratar de deponer a Nicolás Maduro como presidente constitucional.

En una entrevista con EL UNIVERSAL, el legislador Héctor Rodríguez Castro, de 34 años, casado, con dos hijos y uno de los diputados líderes del oficialista Bloque de la Patria y del Partido Comunista de Venezuela describe el panorama nacional.

¿Por qué acusa de golpista a la oposición?

Es una actitud reiterada de la derecha venezolana desde que el chavismo llegó al poder. Venezuela fue gobernada históricamente por las clases más pudientes. Esta es la primera vez que un proyecto de sectores populares, primero un soldado [Chávez], ahora un chofer trabajador [Maduro] gobiernan un país con la principal reserva petrolera. Eso no lo aceptan las clases dominantes ni Estados Unidos. Por eso el esfuerzo que han hecho estos 17 años por tumbar el gobierno y legitimar las vías violentas, como el golpe de estado de 2002, la guerra económica que nos están haciendo, el esfuerzo de utilizar a organismos internacionales para tratar de dar un golpe de estado, ahora por la vía parlamentaria.

Esa oligarquía golpista rechaza que gobiernen los sectores populares y usa todos sus poderes fácticos, comunicacionales, económicos, institucionales, culturales para tratar de cerrar la vía democrática de una fuerza histórica como la nuestra, que hace 200 años enfrenta a los que quieren ser colonias de potencias extranjeras y ni creen en la igualdad ni en la justicia social.

Pero si se habla de historia, debe recordarse que Chávez irrumpe a la política con un intento de golpe de Estado.

Ante una rebelión militar de un sistema político que no le daba cabida a ningún otro proyecto. Y luego de esa rebelión militar hay un hecho simbólico, que es que Chávez asume su responsabilidad y dice: ‘Este movimiento es mi responsabilidad, asumo mi responsabilidad’, ante un pueblo que no estaba acostumbrado a que los políticos asuman su responsabilidad. Después de varios años preso, asumiendo su responsabilidad, sale a la calle y le dice al pueblo: ‘No derramemos una lagrima más de sangre. Vamos a hacerlo por la vía democrática, vamos a revolucionar’. Esa visión de Chávez impregnó a toda América Latina. Somos un país libre de analfabetismo.

La oposición pide referéndum para que el pueblo decida si se revoca o no el mandato de Maduro. ¿Está dispuesta la revolución chavista a someterse en 2016 a esa consulta?

Los tiempos no les dan [a los opositores]. Tienen que cumplir con los requisitos legales. Maduro fue electo para [terminar en enero de 2018] el periodo de Chávez [iniciado en enero de 2012]. En sus contradicciones internas, [los opositores] saben cuáles son los tiempos reglamentarios. Que no lo hicieran a tiempo fue por sus peleas internas. No es responsabilidad nuestra. No nos pidan que hagamos el trabajo de la oposición. Tenemos muchos indicios de fraude de parte de ellos [en la recolección de firmas para solicitar la consulta]. Así que habrá referéndum, que es una opción constitucional, si ellos cumplen con todos los requisitos legales para activar esa opción.

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