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Brasilia. Ayer, en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial de Brasila, Dilma Rousseff, presidenta suspendida de Brasil, expresó en una conferencia de prensa ante los corresponsales internacionales acreditados aquí que el gobierno del presidente interino Michel Temer es ilegítimo.
Rousseff, sentada en un escritorio de trabajo propio, pero manteniendo todavía las formas oficiales, dijo que el mandato de quien fue su vicepresidente durante dos períodos (2011-2015 y el actual, inconcluso, que debía continuar hasta el último día del año 2018) será “liberal en la economía y conservador en las áreas sociales y culturales”.
Entre los privilegios que todavía mantiene Rousseff, se encuentra el de ocupar esta residencia, que está a menos de un kilómetro de la de Temer. Ambas están separadas por senderos y parques, y la presencia policial en esas cuadras se ha incrementado en estos días. Rousseff, quien se mantiene cerca de su antecesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y que es defendida por José Eduardo Cardozo (abogado general de la Unión durante su gobierno, y ex ministro de Justicia) y un equipo de 15 personas, señaló que está dispuesta a luchar para recuperar el poder. “Pero lo más recomendable para ella sería llamar a elecciones, aun en caso de que sea absuelta en el juicio”, dijo a EL UNIVERSAL Joao Moreira Wall, politólogo de la Universidad de San Pablo. “Su capital político está muy golpeado”.
El juicio se prolongará por un máximo de 180 días, durante los que el ahora presidente Temer podrá hacer su juego para intentar quedarse. “No sé si existe un riesgo ahora de que se tomen medidas monocráticas, pero creo que un gobierno ilegítimo necesitará siempre de mecanismos ilegítimos para manterse en el poder”, advirtió ayer Rousseff.
El presidente de Supremo Tribunal Federal, Ricardo Lewadowski, informó que ya comenzó el plazo de 20 días que tiene Rousseff para presentar su defensa. Según el presidente de la comisión de impeachment del Senado, Raimundo Lira, el proceso no consumirá los 180 días: “No pretendo utilizarlos, sería un poco dramático para las expectativas de la población. Pero tampoco vamos a llegar al punto de perjudicar su derecho a la defensa”, dijo al diario local O Globo.
La defensa de Rousseff ya evalúa pasearse por los tribunales internacionales y busca hacer pie en dos argumentos: que nadie pudo probar la responsabilidad directa de la presidenta sobre el engaño en las cuentas fiscales del período 2014-2015, y el hecho de que su modo de actuar fue el mismo que el de los presidentes anteriores, que –aun bajo el mismo marco legal– no fueron acusados.
En la pelea por el favor de la opinión pública, Rousseff buscará imponer la idea de que el gobierno de Temer no tiene una legitimidad sustentada en el voto del pueblo, e intentará movilizar a sus bases viajando por todo el país. Ya dijo, a través de sus redes sociales: “Manténganse movilizados”.
Para este fin de semana, se espera que la presidenta vaya a descansar a Porto Alegre, donde tiene un departamento en Bairro da Tristeza. Se dice que sólo se llevará a esa casa unas dos o tres cajas con pertenencias del Palacio de Planalto y del Palacio de la Alvorada