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El grupo terrorista Estado Islámico (EI) perpetró tres atentados en dos barrios de mayoría chiíta y en otro sunita, que causaron la muerte al menos al 93 personas y dejaron heridas a otras 161, en una de las jornadas más sangrientas en los últimos meses en Irak. El ataque más mortífero se produjo en el distrito de mayoría chiíta de Ciudad Sader, donde fallecieron 64 personas y 87 resultaron heridas por el estallido de un vehículo cargado de explosivos en las cercanías del mercado Al Dajel.
En un comunicado, la filial del EI en la capital iraquí, Wilayat Bagdad (Provincia de Bagdad), asumió la autoría del ataque e informó que fue llevado a cabo por uno de sus miembros, que identificó como Abu Suleiman al Ansari. Al Ansari logró llegar hasta una gran agrupación de milicianos chiítas de la Multitud Popular, a los que la nota calificó de “renegados”.
La fuente policial explicó que el ataque causó también grandes daños materiales en la zona, donde decenas de tiendas resultaron destruidas y unos 15 vehículos quedaron calcinados. Las fuerzas de seguridad cercaron el lugar de la explosión para facilitar el traslado de los heridos a los hospitales, donde algunos de ellos fallecieron, aumentando considerablemente la cifra inicial de víctimas mortales.
Por otro lado, otro atentado ocurrido también ayer pero en el barrio de mayoría chiíta de Al Kazemiya perpetrado por el EI causó al menos 17 muertes y dejó heridas a otras 43 personas. Un tercer ataque en el distrito de Al Yamea (Al Adl, en su denominación antigua) provocó 12 muertos y 31 heridos.
De acuerdo con el EI, el primero de estos dos ataques fue perpetrado por un “mártir” que hizo estallar su cinturón de explosivos, mientras que el segundo se produjo en un puesto de control de la milicia, añadió el comunicado. Sin embargo, una fuente de la policía iraquí precisó que ambos fueron perpetrados con coches-bomba.
El pasado 30 de abril, al menos 24 personas murieron y 39 resultaron heridas en un atentado con coche-bomba en un mercado popular para la venta de ganado en ese barrio, que recibió a peregrinos chiítas debido a esa celebración religiosa.
Ciudad Sader, donde viven muchos seguidores del destacado clérigo chiíta Muqtada al-Sader, que en la actualidad mantiene un pulso con las autoridades, es con frecuencia blanco de atentados de los extremistas sunitas.
El pasado febrero, 55 personas fallecieron y más de 100 resultaron heridas en un doble atentado suicida perpetrado en ese distrito bagdadí, cuya autoría fue asumida por el EI.
Las tropas iraquíes, con el apoyo de milicias chiítas, se enfrentan desde junio de 2014 al EI, el cual declaró un califato en los territorios que controla en Irak y en la vecina Siria.
En tanto, ayer el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró que el gobierno de Estados Unidos sigue trabajando para contribuir a la recuperación de la ciudad de Mosul este año de manos del EI, pese a que el director de la Oficina Nacional de Inteligencia, James Clapper, opinó que será poco probable.
La ciudad de Mosul, la segunda más poblada de Irak, fue tomada el verano de 2014 después de que unidades enteras del ejército iraquí salieran en desbandada, asestando un duro golpe a la credibilidad del gobierno de Bagdad y proveyendo a la organización terrorista EI con dinero, personal y una plaza militar de gran valor.
“El objetivo del plan que hemos desplegado es intentar poner las condiciones para que Mosul pueda retomarse antes de que termine el año”, explicó ayer Earnest en la rueda de prensa. El portavoz matizó que Estados Unidos ha desplegado asesores militares para asistir al gobierno iraquí.