Los equipos de rescate tratan de retirar los cuerpos y rescatar a supervivientes de entre los escombros del edificio, situado en el barrio Sukkary, y se teme que el número de muertos aumente.
Las fuerzas gubernamentales bombardearon el Hospital Al Quds, ubicado en la zona rebelde, el miércoles por la noche. Diez personas murieron, entre ellas el último pediatra, Muhammad Waseem Maaz.
Cuando Alepo se convirtió en una zona devastada por la guerra entre el Estado Islámico, las fuerzas rebeldes y los grupos del presidente Bashar al-Assad, Waseem Maaz se quedó en la ciudad para atender a los niños que diariamente ingresaban a urgencias en el Hospital Pediátrico.
Waseem Maaz se dio cuenta que no era suficiente el personal médico que había en al ciudad, pues muchos médicos y enfermeras habían escapado o muerto a causa de los constantes bombardeos, incluso de fuerzas rusas.
Así, el pediatra pasaba la mañana en el Hospital Pediátrico y las noches en el Hospital Al Quds. Envió a su familia a Turquía para mantenerlos a salvo y llevaba cuatro meses sin verlos.
El director del Hospital Pediátrico de Alepo, el Dr. Hatem, quien se encuentra en Turquía, escribió una carta pública para recordar a Waseem.
“Tan sólo unos días antes, una bomba cayó a 200 metros del hospital. Waseem Maaz y otros miembros del staff médico resguardaron a los bebés en el sótano.”
“Como muchos otros, Dr Maaz fue asesinado por salvar vidas”, lamenta Hatem.
El fallecimiento de Maaz fue confirmado en Ginebra por el mediador de la ONU en las negociaciones sirias de paz, Staffan de Mistura, al afirmar que en un bombardeo aéreo contra un hospital en el este de Alepo "probablemente ha terminado con la vida del último pediatra" en esa zona.
El mediador de la ONU hizo referencia a ese caso para pedir a Rusia y Estados Unidos que unan esfuerzos para dar un nuevo vigor a la tregua en Siria y salvarla "del colapso total".
"Hago un llamamiento a Rusia y Estados Unidos para que tomen una iniciativa urgente para relanzar la tregua, que por el momento está en peligro", dijo en rueda de prensa tras informar por teleconferencia al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el resultado de la tercera ronda de negociaciones de paz que concluyó el miércoles.
En los últimos días ha habido un repunte de las hostilidades en Alepo, que está dividida en barrios en manos de las autoridades y otros en poder de facciones islámicas, pese a que está en vigor en Siria un alto el fuego desde el pasado día 27 de febrero.
El acuerdo de tregua fue aceptado por el Gobierno de Damasco y la Comisión Suprema para las Negociaciones, principal alianza opositora, pero del alto el fuego están excluidos los grupos armados considerados terroristas como el Estado Islámico y el Frente al Nusra (filial siria de Al Qaeda).