Sabe que si vuelve a Venezuela terminará tras las rejas, en la tristemente célebre cárcel de Ramo Verde, como Leopoldo López, el líder opositor. Por eso, desde hace más de un año se dedica a viajar por el mundo para denunciar "la dictadura" de Nicolás Maduro. Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, el único diario independiente de tirada nacional que queda en Venezuela, vive y trabaja desde el exilio desde que el entonces número dos del gobierno, Diosdado Cabello, presentó una demanda de difamación en su contra por haber reproducido una información publicada en el diario ABC, de Madrid, que lo acusaba de narcotraficante. Otero, de visita en Buenos Aires, participó en el ciclo Conversaciones de la nacion.

-Venezuela parece estar azotada por todos los males posibles: tiene la mayor inflación del mundo (este año superaría el 700%); es el país más violento, con 25.000 homicidios en 2015; padece un grave desabastecimiento, y en las últimas semanas se agravó el racionamiento eléctrico. ¿Cómo es la vida en un país así?

-Venezuela parece un país en guerra. La gente tiene que refugiarse en sus casas a las siete de la tarde y tiene cuatro horas de cortes de electricidad por día. No se consiguen alimentos ni remedios, salvo en el mercado negro. Es una catástrofe. Todos los índices de mortalidad de enfermedades que se curan en cualquier país se están disparando. Y Caracas es la ciudad más violenta del mundo.

-Muchos se preguntan cuánto más pueden soportar los venezolanos.

-Ellos [el gobierno] tratan de pacificar con la represión. Los sentimientos que más describen hoy a los venezolanos son la tristeza y el miedo. Miedo por la represión y también por la delincuencia, que es una política de Estado. Es el momento previo a que las cosas estallen o que haya algún tipo de levantamiento. Esta semana Henrique Capriles [uno de los principales líderes opositores] dijo que el país está al borde de un estallido social.

-¿Qué puede pasar con el pedido de la oposición para que haya un referéndum revocatorio del mandato de Maduro?

-La oposición ya logró unirse para las legislativas de diciembre y obtuvo una mayoría calificada. De hecho, su triunfo fue mucho mayor, ya que en Venezuela hay un fraude del 10 o 15%. A pesar de esa mayoría, la oposición está buscando una salida constitucional y democrática para resolver el tema de Maduro. Pero el presidente gobierna con el Tribunal Supremo, el alto mando militar y la elite de su partido. Y ha tomado la decisión de no acatar ninguna de las leyes que apruebe la Asamblea. Los legisladores han aprobado una cantidad de leyes que Maduro no acata: está entrando en una ruptura del hilo constitucional.

-¿Hay posibilidades de que avance el referéndum?

-El referéndum revocatorio requiere que se llegue a la mitad del mandato, algo que ya pasó. Entonces, en el año siguiente, si se gana el referéndum, se convoca a elecciones. Pero si pasa en el cuarto o quinto año de mandato, no se convoca a elecciones, sino que asume el vicepresidente. Al vice en Venezuela lo elige el presidente, a dedo. Es decir que si pasamos de marzo del año que viene, lo va a elegir Maduro: será su mujer, su hijo, Diosdado Cabello. Por eso el Consejo Electoral retrasa el proceso.

-En diciembre habrá elecciones regionales. ¿Hay condiciones para que la oposición repita el triunfo de diciembre pasado?

-Maduro no tiene capacidad para ganar ninguna elección. Ni estudiantil ni gremial. Todas las pierde. Su popularidad no llega al 15%.

-Y usted, ¿por qué no vuelve a Venezuela?

-En mayo del año pasado, El Nacional reprodujo una información del diario ABC, de Madrid, sobre la investigación por narcotráfico del fiscal general del estado de Nueva York al entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. La publicaron unos 80 diarios en todo el mundo. Eso implicó que nos presentaran una demanda de difamación. En Venezuela, la manera de criminalizar la disidencia es a través de juicios, y las medidas cautelares sirven para poner a la gente entre rejas. De los 75 presos políticos que hay, con excepción de Leopoldo López, que tiene una sentencia, y todos sabemos que fue un juicio totalmente amañado, los demás están presos con medidas cautelares. No están presos porque tienen una sentencia. Es la manera posmoderna de darle un manto legal a lo que hacían las dictaduras bananeras en otro momento. Aparte, fui amenazado por Maduro y Cabello, que me acusaron de traición a la patria, financiamiento de los paramilitares, cualquier cosa. Tengo seis o siete expedientes. Cabello dijo claramente: si regresa Miguel Henrique Otero, va directo a Ramo Verde.

-¿Cómo trabaja la prensa en este clima? ¿Hubo cambios en la línea editorial?

-No cambiamos nada. Hicieron un mal negocio conmigo. He visitado 28 países denunciando lo que pasa en Venezuela, los ataques contra la libertad de expresión y la dictadura de Maduro. Pero el gobierno sigue con su represión: el suministro del papel es un tema complicadísimo para el periodismo independiente. Ellos tienen un monopolio de la importación de papel y lo venden sólo a los periódicos del gobierno. Nosotros hemos sobrevivido gracias a la solidaridad de muchos diarios de la región.

-¿Cree que la derrota del kirch-nerismo en la Argentina, el revés de Maduro y el freno a la reelección de Evo Morales, sumados a la crisis que enfrenta Dilma en Brasil, significan un cambio en el péndulo político de la región?

-Varios países de la región han sido bastante cómplices o indolentes con Venezuela. Sin embargo, hay un cambio importante: lo de Mauricio Macri fue fundamental, y a partir de ese momento entró en discusión la aplicación de la Carta Democrática de la OEA para Venezuela. Ahora, Estados Unidos, la Unión Europa y la Argentina están empezando a trabajar en este sentido.

-¿Quiénes son las figuras que pueden emerger como líderes en la oposición?

-La oposición venezolana tiene líderes importantes. Hoy el país está al borde de una tragedia, un cambio o una ruptura. Esto no va a cambiar en años, sino en meses. Pero suponiendo que no pasara y finalmente hubiera elecciones, como está previsto, en 2018, los candidatos más importantes son López, que está preso; María Corina Machado, que está inhabilitada; Antonio Ledesma, que está preso, y Capriles, que está en vías de que lo inhabiliten. Entonces, sería una elección en la que todos los principales líderes de la oposición están inhabilitados o presos. Eso no es una democracia.

-En los últimos meses se ha informado mucho de divisiones dentro del chavismo: ¿puede haber una rebelión interna contra Maduro?

-Va creciendo dentro del chavismo la sensación de que Maduro los traicionó. Pero el PSUV no es un partido tradicional: es un partido estalinista en el peor sentido. No hay posibilidad de una división tradicional.

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