Brasilia.— La Cámara de Diputados de Brasil aprobó ayer por más de dos tercios de los votos parlamentarios la apertura de un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff. Para que la acción avanzara al Senado, donde primero se evaluará la admisión del proceso, se necesitaban 342 sufragios; sin embargo, al término de la jornada se consiguieron 359 opiniones en favor del impeachment, 134 en contra y siete abstenciones. Los brasileños siguieron con atención el proceso. Al menos 79 mil personas se concentraron en la explanada del Congreso.

El gobierno advirtió que la aprobación de la apertura de juicio político amenaza la democracia. “La decisión de la Cámara de Diputados amenaza interrumpir 30 años de democracia en el país”, advirtió la Presidencia a través de un comunicado firmado por el jefe de gabinete de Rousseff, Jaques Wagner.

Por su parte, la mandataria se reunió con ministros en su residencia oficial al término de la larga sesión de la Cámara Baja.

Rousseff seguirá en el cargo hasta que el Senado apruebe o rechace en las próximas semanas el juicio. La votación podría suspender a la mandataria por 180 días, en los cuales asumiría el poder el vicepresidente, Michel Temer, quien rompió su alianza con la gobernante y con el Partido de los Trabajadores (PT), y quien ha sido acusado por la administración federal de “conspirador”.

“Confiamos en los senadores y esperamos que sea dada una mayor posibilidad para la defensa y que sea aplicada la justicia”, indicó Wagner. El pedido de apertura de juicio contra Rousseff se basa en la presunción de que violó la Ley de Responsabilidad al practicar maniobras contables irregulares y decretar la apertura de líneas de crédito sin el aval del Congreso.

Los diputados, uno a uno, fueron pasando al plenario de la Cámara Baja, donde emitieron al micrófono su voto junto a breves palabras con las que lo justificaron.

Daniel Almeida, representante del estado de Bahía, estuvo de acuerdo en que el país está sumido en varias crisis, pero insistió en que el juicio político no es la solución. “¿A través de un gobierno ilegítimo, sin votos? ¿Es la salida?”, le preguntó a los legisladores.

Contra “el gobierno corrupto” y con los lemas “fuera Dilma” y “fuera PT” votaron los defensores del enjuiciamiento. No obstante, muchas de las personas que buscan la salida de Rousseff también poseen acusaciones de irregularidades. Cerca de 60% de los 594 miembros del Congreso enfrentan procesos en su contra.

Ahora el Senado deberá decidir primero si acoge o no el impeachment. Si lo hace, para lo cual necesita una mayoría simple de 41 votos sobre 81, la presidenta será alejada del cargo por 180 días, durante los cuales será juzgada en la Cámara Alta.

En este clima de incertidumbre, el ministro de Ciudades, Gilberto Kassab, renunció el viernes pasado asegurando que su permanencia en la administración era “insostenible”. Al término de las votaciones, el líder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en la Cámara Baja de Brasil, José Guimaraes, admitió la derrota de la base aliada al gobierno.

“Perdimos porque los golpistas fueron más fuertes. Reconocemos la derrota, pero de cabeza erguida. Estamos firmes y este país va a levantarse contra esos golpistas que no tienen voto y mucho menos condiciones de gobernar”, señaló Guimaraes en declaraciones recogidas por la estatal Agencia Brasil.

No obstante, Guimaraes declaró que la derrota es “provisional” y “momentánea” y la administración federal puede revertir la situación en el Senado. “Las calles están con nosotros y tenemos condiciones de virar el juego en el Senado. “Es una falta de respeto a 54 millones de personas que votaron por la presidenta”, afirmó.

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